—¿Ah sí? Me gustan las personas que practican artes marciales. Deberíamos hacer una pelea algún día cuando estés libre —dijo Yan Jinyi con una sonrisa cálida y tierna.
—No me atrevería. Hermana Jinyi es mi superior, si termino lastimándola, sus fans definitivamente me atacarían —respondió Yao Xin sarcásticamente.
—¿Estás muy segura, eh? —levantó las cejas Yan Jinyi.
Yao Xin era arrogante y presumida, como una niña malcriada.
—¡Es bastante peleadora, eh! —dijo Yan Jinyi, sonriendo sin alegría a Zhao Feng.
Zhao Feng tosió y tomó la iniciativa de aliviar la tensión. —Yao Xin siempre ha sido una niña de casa que se queda en casa estudiando todo el tiempo. No ha estado mucho tiempo en sociedad así que es bastante directa. No te ofendas, Jinyi. Yao Xin en realidad es bastante agradable. Esta vez, el equipo de producción quisiera que aceptes hacer una entrevista junto con Yao Xin, cuando llegue el momento, por favor, cuida de ella. ¡Con ambas, la audiencia definitivamente se disparará!