La ropa que llevaba era tan grande que hacía que Yan Jinyi pareciera particularmente pequeña. —Cariño, solo sé mujer.
Su aliento se demoraba alrededor de sus fosas nasales y ella le echó una mirada de reojo. Su suéter de cuello alto parecía haberlo hecho ver mucho más amable.
—Señor Huo, ¿a qué viene eso?
De repente, Huo Xishen tosió y dijo —Cariño, te permitiré tocarme por completo.
«¿Huo Xishen ha perdido la cabeza?»
Yan Jinyi miró fijamente el apuesto rostro de Huo Xishen y preguntó —Señor Huo, ¿acaba de pasar por una ruptura?
—¿Eh?
—Una ruptura no es aterradora. ¿Fuiste tú quien la inició?
Huo Xishen preguntó aún más confundido —¿A qué te refieres?
«Bien, sigue fingiendo. Puede que no sea una persona entrometida y tampoco me interesan tus relaciones pasadas, pero eso no significa que no sepa nada.»