—Cariño, no es bueno para tu imagen que me mires así en público —dijo Huo Xishen calmadamente con una sonrisa.
—Con una expresión arrogante, la mirada de Yan Jinyi se detuvo en Tang Qing por un momento antes de decir:
—Eres mi esposo, ¿qué tiene de malo que te mire? ¿Cree el señor Tang que afectará mi imagen?
—Con una sonrisa burlona, Tang Qing caminó hacia el sofá y se sentó. Luego peló una naranja y se la llevó a la boca, sintiéndose completamente como en casa. —Eso solo significa que eres muy devota, Segunda Joven Maestra Huo. Desafortunadamente, al señor Huo no le importa. De lo contrario, si me dedicaras tus sentimientos a mí, definitivamente te consentiría hasta el extremo.
—Chen Yulian no pudo evitar mirar a Tang Qing.
—Ella podía decir a primera vista que estaba al mismo nivel que Huo Xishen y también supuso que debía ser el CEO de la Corporación Tang.