—Cariño, ayúdame a tomarlo, me dará vergüenza salir desnuda —Huo Xishen sintió escalofríos por todo su cuerpo.
—¿Qué diablos está tramando Yan Jinyi? —No obstante, cedió y se giró para ir al armario.
Desde que Yan Jinyi se mudó, había tenido que compartir el armario de su habitación con ella, pero afortunadamente todavía había suficiente espacio para él.
En los últimos días, después de regresar a casa, pasó casi todos los días durmiendo en la habitación de invitados mientras Yan Jinyi ocupaba la habitación principal. Esta noche, por alguna razón quiso entrar a la habitación principal.
Abrió el cajón del armario de la derecha y pudo ver de un vistazo la ropa interior... ordenada meticulosamente.
Las orejas de Huo Xishen se pusieron rojas y cogió una al azar sin siquiera mirarla. Luego, caminó hacia el baño.
—Toma —se podía escuchar la incomodidad en su fría voz.
La puerta del baño se abrió de nuevo, y un brazo largo y delgado se estiró.