—¿Quién les dio a ustedes escorias la audacia de estar aquí? —Al oír la voz arrogante de la chica que venía del callejón, todos miraron, solo para ver a dos mujeres jóvenes extremadamente hermosas paradas allí.
La que iba al frente estaba vestida con un largo vestido azul con una expresión furiosa y las manos en la cintura.
—¿De dónde salió esta pequeña belleza? ¿Cómo se atreve a interferir en nuestros asuntos?
—¿Vas a defender a él?
Yan Jinyi alzó una ceja con altivez. —No solo voy a hacer justicia por él, sino que también les voy a dar una lección a ustedes dos.
No podían entender lo que decía y por eso empezaron a frotarse las orejas y solo cuando uno de ellos interpretó lo que Yan Jinyi había dicho estallaron todos en risa despectiva.
—Estás en el extranjero y aun así eres tan arrogante. ¿Tus padres están al tanto de esto?