La cara de Lu Qiyuan se tornó púrpura debido a la multitud de discusiones sobre ellos.
Incluso Xia Qingyang estaba perturbada por las discusiones y dijo desesperadamente —¡No hablen sin saber nada! Es... no es la celebridad Lu Qi, ¡no es el mismo incidente!
Xia Qingyang estaba muy preocupada de que este incidente afectara negativamente a Lu Qi, pero ¿por qué la gente creería cualquier cosa que ella dijera?
—¡Capturen a Lu Man, rápido! —Así, Xia Qingyang no pudo mantener la fachada por más tiempo y reveló su verdadera naturaleza, dando órdenes con fiereza.
Solo que en ese momento, Lu Qiyuan estaba tan enfurecido por lo que decían los transeúntes que ni siquiera notó el cambio de actitud de Xia Qingyang.
Lu Man estaba muy enojada, sus ojos estaban inyectados en sangre —¡Mi madre se ha desmayado de ira y está siendo llevada a cirugía, y ni siquiera te molestas en mantener la fachada y preguntar por ella, solo quieres atraparme para hacerme el chivo expiatorio de Lu Qi! —Todo esto estaba dirigido hacia Lu Qiyuan.
Incluso los espectadores que los rodeaban empezaron a criticar —¡Exactamente! Esto es tan ilógico, ¿son siquiera humanos?
—Esta chica es tan lamentable, su propio padre biológico está intentando dañarla tanto, ¿cómo se debe sentir de triste?
—¡Dejen de hablar! —Xia Qingyang los espantó frenéticamente —Esto es un asunto familiar, ¿qué tiene que ver con todos ustedes, váyanse! ¡Váyanse ya!
—¡Rápido, vayan y tápenle la boca y llévensela! —Xia Qingyang ordenó tajantemente.
Esos hombres querían seguir sus órdenes, pero todos tenían miedo de Han Zhuoli.
De repente, en ese momento, aparecieron guardias de seguridad de la nada y se colocaron frente a Han Zhuoli y Lu Man de manera ordenada.
Estaban todos vestidos de negro, con expresiones solemnes en sus rostros y con una altura uniforme de 1.8 metros.
En comparación, los hombres que había traído Lu Qiyuan parecían un grupo de soldados desbandados y no daban nada de miedo comparados con ellos.
—Intentando secuestrar a la gente al azar, realmente deben sentir que la policía no es para temer —Han Zhuoli sacó su teléfono —Puesto que cada uno de ustedes tiene su propio argumento, ¿por qué no llamamos a la policía, dejemos que vengan y resuelvan esto?
Después de decir eso, en realidad comenzó a marcar el número.
—¡No pueden denunciar esto! —Xia Qingyang gritó nerviosa, su voz era tan aguda que les dolían los oídos.
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Incluso Lu Qiyuan se volteó a mirarla.
¿Cuándo había visto a Xia Qingyang gritar y regañar a la gente como una harpía?
No obstante, lo había visto hoy.
Dándose cuenta de que algo iba mal, Xia Qingyang se puso pálida y rápidamente agarrando el brazo de Lu Qiyuan, lo miró como si fuera su salvador. Bajó la voz y dijo:
— Qiyuan, no podemos llamar a la policía, si viene la policía y Lu Man les cuenta lo que está pasando, entonces aunque queramos hacer que Lu Man sea el chivo expiatorio de Lu Qi, ya no podremos.
No solo eso, incluso podría perjudicar a ambos.
Xia Qingyang sabía muy bien que lo que estaban haciendo era ilegal.
Lu Qiyuan también lo pensó y no pudo evitar mirar hacia Han Zhuoli.
Si no fuera por Han Zhuoli, ya habrían capturado a Lu Man.
¡Al final, no solo el día de hoy fue un viaje perdido, sino que también se habían avergonzado enormemente!
—¡Vamos! —Lu Qiyuan hervía de ira.
Al oír esto, los hombres que había traído dejaron escapar un suspiro de alivio y retrocedieron rápidamente, nadie quería quedar atrapado en una pelea con los guardaespaldas que Han Zhuoli había traído consigo.
Con una sola mirada, sabían que no tenían ninguna oportunidad.
—¿Nos vamos... Nos vamos así nada más? —Xia Qingyang todavía no quería rendirse porque si dejaban ir a Lu Man hoy, sería aún más difícil secuestrarla la próxima vez.
Quién sabe qué había pasado, de alguna manera Lu Man se había vuelto inteligente, escurridiza y difícil de atrapar como un pez fango.
—¿Qué más podemos hacer? ¿Vas a esperar aquí a que venga la policía y resuelva esta situación? —Lu Qiyuan todavía estaba hirviendo de ira y su tono era malo.
No obstante, Lu Qiyuan nunca le había hablado así antes, por lo que Xia Qingyang sabía que estaba enfurecido.
Si no hubieran bajado hoy, Lu Qiyuan no habría pasado tanta vergüenza.
Además, ahora mismo ella también había olvidado esconder su verdadero yo, y su griterío y comportamiento de harpía debieron haberse visto horribles.
—No lo digo en ese sentido. —Los ojos de Xia Qingyang se enrojecieron, y dijo sumisamente:
— Escucharé lo que tú digas.
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