Zhu Sui colgó después de decir eso, sin darle a Ji Wei la oportunidad de rechazar.
Después de colgar, Zhu Sui sintió una mirada inexplicable. La siguió y se encontró con la mirada de Shen Yu.
—¿Por qué me miras así? —preguntó Zhu Sui.
—¿Hermano acaba de llamar a Ji Wei? —sonrió Shen Yu.
—Sí, iré a recogerlo primero. Ustedes quédense aquí. Ya he arreglado todo en el hospital. —asintió Zhu Sui.
—No hay problema, Hermano Mayor. Adelante. —sonrió inexplicablemente Shen Yu.
—Shen Yu, realmente te estás volviendo cada vez más desvergonzado. —dijo con franqueza Zhu Sui.
—¿A qué te refieres? —la sonrisa de Shen Yu se congeló.
—Tuve esa sensación cuando te escuché llamarme Hermano. —explicó amablemente Zhu Sui.
—... —Shen Yu.
Shen Yu inclinó la cabeza y miró a Zhu Ling, que estaba concentrada en la sala de partos. «Está bien. ¿Qué más da si soy descarado? Aún tengo que llamarlo Hermano. Puedo abandonar mi dignidad, pero no a mi esposa», pensó para sí mismo.