Jing Yao evitó su mirada. —Estoy bastante ocupada este mes. No tengo tiempo para ir.
Zhu Ling la miró con severidad. —Ocupada mis narices. ¿Crees que no sé que has estado sin hacer nada en la casa de Liang Xun este mes? No hiciste nada en absoluto.
Jing Yao miró a Zhu Ling de manera complaciente. —Lingling, siento que ya me he recuperado. Ya no es necesario ver a un doctor.
Zhu Ling no titubeó en absoluto. —No eres tú quien decide si estás bien o no. El doctor tiene que decirlo.
Jing Yao apretó los labios. —¿Qué tal esto? Iré después de que termine la grabación de este programa, ¿está bien?
La expresión de Zhu Ling finalmente mejoró un poco. —Vale, más te vale cumplir tu palabra. Por cierto, ¿tomas tus medicamentos todos los días?
Jing Yao asintió apresuradamente. —Sí, sí.
