Yu He guardó silencio por un momento, sin saber qué más podría decir.
—Tía, no tiene que sentirse obligada. No culparé al Tío Segundo. Sé qué tipo de persona es el Tío Segundo —dijo Jing Yao.
Yu He bajó la mirada ligeramente, sintiéndose culpable.
Al ver a Jing Yao tan sensato, estaba extremadamente insatisfecha con Zhang Li y Jing Mo.
¿Cómo podían atreverse a tratar con tanta dureza a un niño tan obediente?
Incluso lamentó ser la portavoz de Zhang Li. No había ningún problema con las dudas de Jing Yao. No había tenido ninguna relación madre-hija durante más de 20 años, y ahora parecía que Zhang Li no podía soportar separarse de ella.
Sonaba muy falso.
Sin embargo, Zhang Li había estado viviendo en su casa durante más de un año. Yu He la acompañaba todos los días y podía decir más o menos si Zhang Li estaba actuando.
Su renuencia a separarse de Jing Yao definitivamente no era un acto.
