Jing Yao podía escuchar las emociones en las palabras de Zhu Ling y su corazón dolía. Nunca había visto a Zhu Ling así.
Zhu Ling siempre había sido enérgica. En aquel entonces, cuando ambas estaban en Stardust, eran oprimidas por sus superiores y marginadas por sus colegas. Aun así, Zhu Ling todavía la consolaba con una sonrisa todos los días, girando sin parar como un trompo que no se detiene, ganándole muchos recursos.
En ese momento, su barrera psicológica estaba en su peor momento. Sentía que su corazón estaba cubierto de sombras densas, y todo lo que veía era sombrío. No sabía qué habría hecho sin Zhu Ling.
—Lingling, iré al estudio para encontrarte ahora —dijo Jing Yao mientras levantaba la manta y se preparaba para levantarse.
Los párpados de Liang Xun se contrajeron. ¿Cómo iba a permitir que Jing Yao saliera con semejante clima? La carretera estaba resbaladiza. Se arrepentiría por el resto de su vida si Jing Yao se caía.