—¿Por qué los dos pelearon? —preguntó el líder con un tono profesional.
Ninguno de los dos habló.
—¿Quién llamó a la policía hace un momento? —ajustó su respiración ligeramente el líder y renunció a preguntarles a los dos. Elevó su voz y preguntó a la gente alrededor.
Hubo un alboroto en la multitud, pero nadie levantó la mano.
En ese momento, el celular de Liang Xun que había caído al suelo sonó. Las manos de Liang Xun estaban retenidas por los dos policías y no podía moverse. Miró al líder.
El líder asintió a sus subordinados.
Después de que le soltaron las manos, Liang Xun se agachó para recoger su celular. Lo recogió sin mirar.
—Liang Xun, abre la puerta del coche. —la voz enojada de Jing Yao salió del teléfono.
—… —Liang Xun.
Liang Xun respondió y rápidamente desbloqueó la puerta para Jing Yao.
