—Sun Jia empapó un algodón con medicina y ayudó a Shen Yu a limpiar el pequeño trozo de piel rota en su rostro —dijo ella enojada—. No sabías si Shen Yu lo había hecho a propósito, pero cuando Sun Jia lo tocó, él siseó como si estuviera en extremo dolor.
—Aunque a Sun Jia le gustaba regañar a los chicos en casa, su corazón aún dolía —comentó.
—Después de aplicar la medicina, se volvió hacia el Sr. Liang y dijo enojada —¿Qué te pasa? No puedes golpearle la cara incluso si estás enojado. ¿Y si realmente queda desfigurado? Aún tiene que depender de su cara para ganarse la vida.
—Shen Yu se sentó al lado de Sun Jia y miró al Sr. Liang con regocijo —dijo con tono burlesco.
