Mientras los estudiantes de la Universidad de Pekín estaban conmocionados, la atmósfera en el recinto de la exposición era aún más tensa.
Había chispas en el aire que parecían poder encenderse al más mínimo roce.
—Señorita Song, ¿está cuestionando si los diseños de la Profesora Gao son originales? —Había muchos reporteros debajo del escenario. Cuando oyeron la noticia, casi todos se reunieron frente al escenario.
—¿Se levantó esta vez para representar a la familia Qiao?
—¿Por qué nadie de la familia Qiao ha dicho algo todavía? ¿Tiene alguna evidencia para cuestionar esto?
—Las obras de la Profesora Gao están todas patentadas. Todos lo saben. ¿Qué derecho tiene usted para decir esto? ¿En qué se basa?
…
—Song Fengwan tomó una respiración profunda y señaló a Gao Xue. —¡Porque todas las obras que presentó ahora fueron plagiadas de mí!
La gente en la audiencia se miraba entre sí. Algunos de ellos contuvieron el aliento, mientras otros revelaron expresiones burlonas.
