La oscuridad cayó, revelando una noche sin estrellas e iluminada por la luna.
Fu Chen agarró fuertemente el volante con ambas manos y de vez en cuando observaba a la persona a su lado desde el rabillo del ojo. Song Fengwan estaba apoyada en el respaldo del asiento del pasajero de adelante e incluso tarareaba una canción infantil.
—¿Cuánto alcohol le habrá dado Linbai?! —Sinian estaba justo al lado, ¿pero no lo detuvo? —Bien hecho, ambos dos.
Cuando estaban a punto de llegar a la entrada de la casa, Song Fengwan ya se había dormido por la letargia. Tal vez fue por la ráfaga de viento frío cuando salió del coche, pero en este momento estaba bastante inquieta y se negaba a que Fu Chen la cargara o la llevara a cuestas.
Fu Chen la ayudó hasta la puerta de su dormitorio. Song Fengwan abrazó el marco de la puerta y sacudió la cabeza enérgicamente.
—No... No quiero dormir aquí.
Ambos se estaban tirando el uno al otro en el pasillo.
