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—No nos hemos visto en mucho tiempo. Wanwan se está poniendo más bonita. Siéntate a mi lado —Sun Qionghua se levantó apresuradamente y la atrajo para que se sentara.
El asiento que ella preparó para ella estaba al lado de Fu Yuxiu.
Sus intenciones eran obvias.
Qiao Wangbei entrecerró los ojos y golpeó ligeramente con los dedos sobre la mesa de cristal. Su mirada aguda se fijó en Fu Yuxiu, haciéndolo sentirse aturdido.
—Tía, quiero sentarme con Hermana Mayor. Hermano Mayor, ¿puedes darme tu asiento? —Huai Sheng preguntó de repente.
—Claro —Fu Yuxiu se apartó apresuradamente, pareciendo como si hubiera recibido un indulto.
Solo se había encontrado con la Familia Qiao dos veces. Cuando conoció a Qiao Wangbei por primera vez, este le advirtió que si se atrevía a hacerle daño a Song Fengwan, no lo dejaría pasar.
Qiao Wangbei era delgado y musculoso, sus ojos eran afilados como los de un guepardo, y su naturaleza salvaje era incluso más fuerte que la de Qiao Xiyan.
