La habitación del hotel estaba quieta y en silencio.
Las cortinas, que no estaban completamente cerradas, emitían un débil rayo de luz. Era tenue, y solo podían ver vagamente el contorno de los muebles de la habitación.
—¿Tercer... Tercer Hermano? —Song Fengwan respiró hondo. Había un olor flotando a su alrededor que no le pertenecía.
Su espalda estaba contra la pared ligeramente fría, y su cuerpo entero estaba presionado contra el de ella, encarcelando su cuerpo. El calor cerca de ella aterrizó en su cara suave y apasionadamente.
Se acercó más, su nariz ligeramente fría rozando su rostro.
—Wanwan.
—¿Eh? —Song Fengwan se inclinó hacia atrás con todo su cuerpo, sin atreverse a moverse precipitadamente.
—Tu cara está tan caliente. Pareces que tienes fiebre —Song Fengwan se mordió el labio. —Estás demasiado cerca.
Extendió la mano e intentó apartarlo. Sus manos aterrizaron en su pecho, y él las sujetó.