Huai Sheng seguía mordiendo la cuchara, y le dolían los dientes.
—¿Qué hago? No hay nada que pueda hacer. La Hermana Mayor es tan feroz, y ya ha empujado a esta persona al suelo.
—Sé que los monjes deben ser misericordiosos y compasivos. Y cuando la Hermana Mayor golpeó a esta mujer, debería haberla detenido. Pero por su conversación, este palo de bambú flaco parece aún más feroz.
—El Maestro me enseñó que aún soy joven, así que si encuentro peligro, debo protegerme primero.
Se mordió el labio. De hecho, era solo un niño y no entendía el amor en absoluto. Fu Chen había preguntado a su maestro por su compatibilidad matrimonial, y él solo había escuchado algunas palabras al respecto.
—El Maestro Pudu miró el nombre y los caracteres de nacimiento que Fu Chen le dio. Durante el Festival del Medio Otoño, la Vieja Señora vino a orar por bendiciones y también habló de tu matrimonio. No esperaba que ya te fueras a comprometer.
