—No necesito tu compensación —dijo Molly, mirándolo de reojo—. Estoy aquí para verte hoy por respeto a nuestros lazos de sangre, pero eso no significa que te consideraré mi padre.
—No puedo intervenir en los asuntos de mi madre, señor Thompson. Será mejor que hable con ella —dijo, y comenzó a caminar hacia la puerta, sin querer quedarse ni un segundo más.
—¡Espera!
Con un golpe, Molly escuchó un ruido detrás de ella.
Al darse la vuelta, vio a Daniel Thompson colapsar en el suelo.
Molly frunció el ceño y rápidamente se arrodilló para verificar su estado.
Los ojos de Daniel Thompson estaban cerrados con fuerza, y había caído inconsciente.
Sólo entonces se dio cuenta de que Daniel se veía pálido y delgado, como si estuviera gravemente enfermo, muy diferente a la última vez que lo vio.
Molly marcó rápidamente al centro de emergencias y notificó a los otros miembros de la familia Thompson.
Aunque no le gustaba Daniel Thompson, nunca pensó que algo así le sucedería.
...