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—¡Ivy Thompson, estás loca! ¡Esta es mi casa! —al ver a la gente cerrándoles el paso, Scarlett Jackson ya no pudo mantener la calma.
Miró la bolsa de cosas, su rostro pálido de terror.
—¿De qué tienes miedo? Estabas tan tranquila hace un momento, pero ahora estás asustada —Molly Walker se burló, recogió la bolsa y jugueteó con ella un poco—. Esto es lo que le diste a Jerry Jenkins, no parece gran cosa por fuera, pero es como si estuvieras arriesgando tu vida.
—Por supuesto que estoy arriesgando mi vida —bajo los ojos aparentemente calmados de Scarlett se escondía una emoción frenética—. Ivy Thompson, si me haces comer esto, te arrastraré conmigo.
Ella había comprado esto en internet después de que un amigo se lo presentara. Había visto a su amigo usarlo en su propia novia, y solo tomó medio minuto para hacer efecto, casi causando locura.
Si ella lo comía, en un minuto, todos aquí serían testigos de su vergüenza.
Preferiría morir antes que comerlo.
