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Aunque no estaba locamente enamorada de Jake Smith, no podía aceptar casarse con un tonto.
Había visto antes la crueldad de Samuel Richardson, pero no esperaba que fuera tan descarada.
En cuanto Samuel colgó el teléfono, Emma dejó clara su postura.
—No me casaré con Jerry Jenkins —temiendo que no le creyera, Emma agregó:
— Ya lo he dicho antes. No soy Isabelle. No permitiré que dictes mi vida.
Samuel, que ya había llegado a un acuerdo con el señor Jenkins, no se enfadó por sus palabras. Sonrió y dijo:
—Las familias adineradas siempre valoran una unión igualitaria. Tú eres mi hija, así que la persona con la que te cases no puede ser demasiado inferior. Por supuesto, no te obligaré. Puedes conocer primero a Jerry. Si realmente no te gusta, respetaré tu elección.
Al ver que Samuel estaba dispuesto a comprometerse, Emma se volvió sospechosa, pero no dijo nada.
No podía evitar este banquete, y además, Ivy estaría allí. Quería agradecerle en persona.
