En ese momento, todos los invitados de cada rincón de la habitación estaban atónitos.
—Descaradas no sería suficiente para describir a esta madre y su hija.
—Tía, no tienes que enfadarte —Ye Wanwan se rió—. De hecho, la casa que mis padres te regalaron no es grande, así que incluso si los tres se mudaran, seguiría siendo bastante pequeña para los cuatro de nosotros. Dado que este es el caso... en nombre de mis padres, regalaré toda la casa a tu familia.
Ye Wanwan luego miró a Ye Shaoting y Liang Wanjun y dijo:
—Papá, mamá... La tía tiene una familia de tres; no le es fácil. Si realmente la hiciéramos mudarse, me temo que se quedarán sin hogar y si los de afuera se enteran, pensarán que somos desalmados...
Un manojo de llaves apareció de repente en las manos de Ye Wanwan.
—Papá, mamá...
Ye Wanwan colocó las llaves suavemente frente a ambos.
