Maldita sea…
Antes, estaba ocupada con sus estudios y trabajo. ¿Qué excusa tenía ahora?
El teléfono sonó un par de veces antes de que Ye Wanwan lo contestara con reluctancia —Hola, mami…
—Wanwan, ¿estás ocupada hoy?
Ye Wanwan no se atrevió a responder de inmediato. En cambio, preguntó con un tono serio —¿Mami, pasa algo?
—Te tejí un suéter. ¿Cuándo tienes tiempo para pasar a recogerlo? —respondió Liang Wanjun.
—Oh, quizás en un par de días. ¿Puede esperar hasta el fin de semana? —preguntó Ye Wanwan.
—¡Claro! ¿Por qué no invitas también a tu novio? —insistió Liang Wanjun.
—…
De todas formas ya caí en la trampa…
Ye Wanwan tosió —¿El fin de semana? Ha estado trabajando horas extras los últimos días y quizá no tenga tiempo…
—Ya veo… —sonó un poco decepcionada Liang Wanjun.
Dado que Ye Wanwan la rechazaba tantas veces, intuyó que algo andaba mal, así que se quedó en silencio por un momento antes de preguntar con cuidado —Wanwan, no me estás ocultando nada, ¿verdad?
