El interlocutor probablemente notó la tristeza en su tono y preguntó ansiosamente —¿Todavía molesta por ese incidente?
Shen Mengqi empezó a sollozar desamparadamente cuando escuchó esa pregunta —Mufan, me siento terrible. Era obviamente culpa de ese tipo, ya que no dejaba de acosarme y amenazarme. ¿Por qué nadie me cree…
—No estés triste, yo te creo; aquellos que realmente te aman y se preocupan por ti, te creerán. ¿Por qué molestarse por esas personas que no importan en absoluto?
—¡Pero Wanwan! ¡Incluso Wanwan no me cree! —Shen Mengqi dijo emocionalmente, como si estuviera verdaderamente desconsolada.
Al escuchar el nombre de Ye Wanwan, Ye Mufan guardó silencio y sólo habló después de un largo silencio con un tono mucho más frío —Si ella no te cree, pues que así sea. Ya te he advertido antes de no acercarte demasiado a ella; ¡Ye Wanwan no vale la pena tratarla bien!
—Pero, siempre he tratado a Ye Wanwan como mi mejor amiga…
