—Hanxing estaba aterrorizada y justo se quedó dormida —dijo Ji Yan suavemente—. Te serviré un vaso de agua para humedecer tu garganta.
—Gracias por tu duro trabajo —la voz de la abuela era suave y un poco desamparada—. Estoy envejeciendo. Te he causado muchos problemas.
—Abuela, ¿qué dices? —Ji Yan, que siempre había sido frío y distante con los demás, era extremadamente tierno al enfrentarse a la abuela de Shen Hanxing—. Has criado a Hanxing. Para mí, eres mi abuela biológica. Debemos cuidar de ti —La actitud de Ji Yan mostraba cuánto le importaba Shen Hanxing, y la abuela estaba complacida. Lo miró con amor y dijo:
— Eres un buen chico —Hizo una pausa. Sus ojos se llenaron de reminiscencia y tristeza—. Hanxing, ella... ha tenido una vida difícil desde que era joven. En aquel entonces, insistió en casarse contigo. Temía que se arrepintiera. No cuidé bien de la madre de Hanxing. Fallé como madre. Ahora, no puedo cuidar bien de Hanxing. Soy una abuela descalificada...
