Ji Qian miró la botella llena y tomó una profunda respiración. Aunque era mucho para terminar, preferiría beber una botella nueva que el vaso dado por el chico de la camisa floreada. No conocía a estas personas. No estaba segura de si le añadirían algo raro al vino. Así que, para estar segura...
—¿Qué, te arrepientes? —Al ver que Ji Qian se detuvo por mucho tiempo, el de la camisa floreada se burló—. Hablaste tan bien. ¿Por qué no te atreves a beberlo?
—Solo es una botella de cerveza. ¿Por qué iba a tener miedo? —Ji Qian levantó la cabeza y se obligó a decir—. No hay cerveza en este mundo que no me atreva a beber. ¡Aquí, la beberé! —Cerró los ojos y agarró la botella. Tragó mientras mucho alcohol resbalaba por su garganta, ahogándola tanto que tosió dos veces. Para personas que no bebían habitualmente, el olor del alcohol era muy desagradable.
Ji Qian casi vomitó. Se obligó a tragar el último trago y se limpió la boca con fuerza. Golpeó la botella contra la mesa y dijo:
