Amelia finalmente entendió lo que estaba pasando. Resultó que el Hermano William pensaba que el Hermano Harper estaba poseído por un fantasma. Su pequeña cara se llenó de incredulidad. Miró a Harper y a William como si fueran dos tontos.
—El Hermano Harper no está poseído por un fantasma —dijo Amelia—. Hermano William, estás equivocado.
William aún no lo creía. —Harper salió durante dos días y pasó de ser un diablo a un hermano cálido. ¡Es como si fuera otra persona! ¡Está poseído por un fantasma!
Harper apretó los dientes. —¿Acaso no puedo cambiar para bien? ¿Nunca has oído hablar del hijo pródigo?!
—William:
—¡No!
—Harper:
—¡Idiota! ¡Estúpido idiota!
—Amelia:
—...Bueno, bueno, ¡dejen de discutir! —Ella sostuvo el ungüento y torpemente aplicó medicina a Harper. También le puso una curita a William. Luego, dijo suavemente:
— Hermano Harper, no te enojes. Hermano William solo está preocupado por ti. Si fuera cualquier otra persona, ya se habría ido hace mucho tiempo.