—Al encontrarse con esos oscuros y enigmáticos ojos del hombre, el corazón de Nan Yan se saltó un latido, perdiendo el control por un momento.
—Wu Yue sonrió y detuvo el coche.
—El conductor bajó la ventana para preguntar qué estaba sucediendo.
—Nan Yan pagó la tarifa con su teléfono —dijo—. Me bajo aquí. Ya he transferido la tarifa.
—Después de abrir la puerta, Wu Yue la saludó con una sonrisa —dijo—. Señorita Nan, qué coincidencia, nos encontramos nuevamente.
—Nan Yan lo miró con una mirada fría y desolada y una leve sonrisa tiró de las comisuras de su boca —dijo—. Luego, a regañadientes movió sus pies, caminando hacia Qin Lu, bajando la cabeza.
—Hermano..."
—¿Mintiéndole al hermano mayor, eh?—dijo Qin Lu tirando la colilla de cigarrillo al suelo y la aplastó con su pie.
—Su mano, que acababa de sostener el cigarrillo, levantó la barbilla de Nan Yan, haciéndola levantar la cabeza.