Intentó resistir lo mejor que pudo y esperó a que Li Gui viniera a salvarla, pero casi muere ese invierno. Afortunadamente, su abuelo regresó a tiempo para salvarla.
—Yo… Yo… —Qian'e abrió la boca con vacilación, pero aun así no pudo obligarse a pedir disculpas.
Qiao Mei no tenía ninguna simpatía por Qian'e. Incluso si su padre no la trató bien y tuvo que pasar por todas esas cosas desafortunadas, todavía no había razón para que ella hiciera cosas malas. Los asuntos eran completamente ajenos y cada asunto debería juzgarse por su cuenta.
—¡Habla! —gruñó Qian Wang.
—Lo… lo siento —dijo Qian'e girando su cabeza hacia un lado y murmurando suavemente.
Xia Fang agitó su mano molestamente y dijo:
—Vete rápido. No queremos las cosas que trajiste. Sólo vete.