La luna brillaba con fuerza sobre el pueblo de santa leona cuando Sirius, Lilit y Hinata llegaron, acompañados por los niños rescatados. La escena que se desplegó ante ellos era conmovedora; los padres corrían hacia sus hijos, abrazándolos con lágrimas en los ojos, agradeciendo a los tres aventureros por su valentía.
"¡Gracias! ¡Gracias por traerlos de vuelta!" gritó una madre mientras sostenía a su pequeño contra su pecho, su voz entrecortada por la emoción.
Sirius sonrió al ver la felicidad en los rostros de las familias reunidas. "No hay de qué. Hicimos lo que debíamos hacer", respondió modestamente.
Lilit observaba con una mezcla de alegría y tristeza. Sabía que había mucho trabajo por hacer para sanar las heridas que había dejado la oscuridad en el bosque.
Después de varios días recuperándose y ayudando a las familias a restablecerse en santa leona, el trío decidió regresar a su hogar en en el pueblo.
Sin embargo, al acercarse a la casa de Lilit el gremio, un aire inquietante envolvía el ambiente. Las calles estaban desiertas y un silencio ominoso pesaba sobre el pueblo. Algo no estaba bien.
"¿Dónde está todo el mundo?" preguntó Hinata, frunciendo el ceño mientras miraba a su alrededor.
"Debemos apresurarnos", dijo Lilit con preocupación mientras aceleraban el paso hacia su casa. Al llegar, encontraron la puerta entreabierta y un rastro de destrucción en el interior.
"¡Mamá! ¡Papá!" gritó Lilit mientras entraba corriendo. El corazón le latía con fuerza al pensar en lo que podría haber sucedido.
Dentro, encontró a su madre arrodillada junto a su padre, quien yacía en su cama debilitado y pálido con un gran ematoma en su pecho Su madre levantó la vista, sus ojos llenos de miedo y desesperación.
"Lilit… ¡estás aquí!" exclamó su madre mientras corría hacia ella y la abrazaba fuertemente. "Pensé que nunca volverías."
"Mamá, ¿qué ha pasado? ¿Dónde están los demás?" preguntó Lilit con voz temblorosa.
"Un grupo de mercenarios llegó hace unos días", explicó su madre entre sollozos. "Tomaron control del pueblo… mataron a muchos… tu padre fue herido por su líder al tratar de defendernos."
Sirius y Hinata intercambiaron miradas preocupadas mientras escuchaban la historia desgarradora. La ira comenzó a burbujear dentro de Sirius; no podían permitir que esto quedara así, aunque algo recio a su relación a el le agradaba su suegro y era algo sercano a un padre gruñon el cual lo acepto en su familia.
"¿Dónde está el jefe de los mercenarios ahora?" preguntó él con sed de sangre.
"No lo sé", respondió la madre de Lilit, limpiándose las lágrimas al ver a su nuero. "Se han instalado en la plaza central del pueblo. Dicen que son ahora los nuevos gobernantes."
Lilit sintió cómo una ola de furia inundaba su ser. "No podemos dejar que se salgan con la suya", dijo ella con firmeza. "Debemos reunir a quienes quedan y luchar por nuestro hogar."
Hinata asintió decididamente. "No podemos permitir que destruyan más vidas."
Sirius miró al padre debilitado de Lilit y luego a sus chicas. "Primero debemos asegurarnos de que tu padre esté bien atendido", dijo él suavemente. "Luego podremos planear nuestra estrategia."
Mientras Lilit se agachaba junto a su padre para verificar su estado, Hinata comenzaron a buscar suministros médicos en la casa para ayudarlo y sirus buscaba pociones en su sitema sin importar el costo el las compraba. La situación era crítica; necesitaban actuar rápido antes de que los mercenarios causaran más estragos.
Con cada minuto que pasaba, la tensión aumentaba; sabían que tenían poco tiempo antes de que los mercenarios decidieran hacer otra demostración de poder o peor aún, atacar nuevamente.
Finalmente, después de atender al padre debilitado lo mejor posible, Lilit se levantó con determinación en sus ojos. "Vamos a reunir a todos los valientes del pueblo", dijo ella resoluta. "No dejaremos que estos vendidos nos roben nuestro hogar."
Los tres aventureros salieron juntos hacia las calles desoladas del pueblo, listos para enfrentar lo desconocido y recuperar lo que les pertenecía.
Lilit y Hinata se separaron de Sirius, decididas a reunir a los demás aventureros que aún no habían regresado de sus misiones. Sabían que necesitarían toda la ayuda posible para enfrentar a los mercenarios que habían tomado el pueblo. Con determinación, se dirigieron hacia la taberna del gremio y enviaron a todas las aves mensajeras.
Mientras tanto, Sirius se quedó en la plaza central, donde el ambiente era tenso y opresivo. La escena que se desplegaba ante él era desgarradora. En el centro de la plaza, una pica se erguía con la cabeza del hombre que había vendido sus tierras, un gesto cruel y humillante por parte de los mercenarios. A su alrededor, un grupo de matones reía y se burlaba del fallecido, disfrutando del terror que habían sembrado en el pueblo mientras dentro de los locales cercanos los gritos las mujeres siendo abusadas rezonaban.
Sirius sintió cómo la rabia crecía dentro de él al ver esa imagen. "¿Qué clase de monstruos son estos?" murmuró para sí mismo mientras apretaba los puños. El no fue un santo, desde los 12 fue un gatillero de un señor del crimen y con los años elimino a varias personas de maneras crueles, Pero ningun inosente o niño fue afectado por el, nunca abuso de una mujer apesar de que nesesitara mana para vivir. Sabía que no podía actuar impulsivamente; debía ser astuto y esperar el momento adecuado para matar a estos bastardos.
Respirando hondo para calmarse, decidió retirarse a un lugar más seguro donde pudiera observar sin ser visto. Se movió entre las sombras de las calles desiertas, buscando un rincón desde donde pudiera planear su próximo movimiento. La noche caía lentamente sobre Eldoria, y con ella llegaba la oportunidad de actuar.
Mientras tanto, Lilit y Hinata recorrían el pueblo en busca de aliados. Se detuvieron en varias casas y lugares conocidos, llamando a aquellos que aún quedaban dispuestos a luchar por su hogar. Cada vez que lograban reunir a alguien más, sentían cómo la esperanza comenzaba a renacer entre ellos.
"¡No podemos dejar que estos mercenarios nos roben lo que es nuestro!" exclamó Lilit mientras hablaba con un grupo de guerreros locales en la taberna de gremio. "Debemos unir fuerzas y enfrentarlos juntos."
Los murmullos de aprobación comenzaron a crecer entre los presentes que llegaron a toda prisa tras ser informados; algunos recordaban las historias de valentía pasadas de su gremio y ex jefe el cual estaba ma herido, estaban dispuestos a luchar nuevamente al ver el estado del que una vez fue el titan del pueblo.
Mientras tanto, Sirius permanecía oculto en su escondite, observando cómo los mercenarios continuaban burlándose del hombre muerto. Su mente trabajaba rápidamente; sabía que necesitaba información sobre sus enemigos antes de lanzarse al combate.
Con cada risa burlona que escuchaba, su determinación crecía. "No puedo permitir que esto quede impune", pensó mientras miraba hacia el cielo estrellado. La oscuridad le ofrecía una ventaja; podría usarla para infiltrarse entre ellos y obtener lo que necesitaba.
Finalmente, cuando la noche se adueñó completamente del pueblo, Sirius decidió moverse. Con pasos silenciosos como un felino, se acercó más al grupo de mercenarios detro de los negocios.
No dejo a nigun hombre vivo y aunque triste por no poder salvar algunas de las mujeres, el ayudo a huir a la mayoría para posisionarse nuevamente y oculto detrás de unos barriles viejos, pudo escuchar fragmentos de conversación.
"¿Crees que estos aldeanos intentarán algo? Son débiles pero no negare que sus mujeres son buenas putas". dijo uno de los mercenarios con desdén.
"Si lo hacen, será divertido acabar con ellos mientras ven a sus mujeres y hijas ser folladas frente a ellos como en el pueblo anterio, aun recuerdo como el padre de la mocosa lloro cuando me folle a esa pequeña perra virgen frente a el. Jahaha, lastima que el jefe la mato al perforar su culo con su gran polla", respondió a su compañero con una risa cruel al describir los actos atroses contra una pequeña niña.
Sirius sintió cómo su corazón latía con fuerza y ira; sabía que debía actuar pronto antes de que se dieran cuenta de su presencia. Con cautela, comenzó a trazar un plan en su mente: aprovechar la oscuridad para desatar una emboscada contra esos hombres despreciables.
Mientras Sirius se mantenía oculto en las sombras, sintió que era el momento adecuado para evaluar sus habilidades y prepararse para la inminente confrontación. Con un susurro de concentración, invocó su sistema interno. Frente a él, una pantalla holográfica se materializó en el aire, mostrando una lista de sus habilidades:
Camaleón: La capacidad de mezclarse con su entorno, volviéndose casi invisible. Esta habilidad le permitiría moverse sin ser detectado entre los mercenarios.
Cuchilla de Energía: Una técnica que concentrar energía en sus nudillos enerjiza las dagas y crea cuchillas cortantes de energía. Era perfecta para ataques rápidos y letales.
Fortalecimiento: Una habilidad que le permitía aumentar temporalmente su fuerza y resistencia, ideal para enfrentamientos directos.
Stampida: Un ataque devastador que le permitía cargar contra sus enemigos con una velocidad impresionante, derribando todo a su paso.
Invocación de Lobo Grim: La capacidad de llamar a un lobo espectral que lucharía a su lado, un aliado formidable en la batalla.
Disparo Oscuro: Un ataque a distancia que lanzaba proyectiles de energía oscura, capaz de atravesar defensas y causar daño significativo.
Sirius sonrió al ver la variedad de nuevas habilidades a su disposición. Cada una de ellas representaba no solo poder, sino también las experiencias y desafíos que había superado hasta ahora en sus misiones. Sabía que debía utilizarlas sabiamente si quería tener éxito en su misión.
"Primero lo primero", murmuró para sí mismo mientras se preparaba mentalmente y preparaba sus estados. "Camaleón será mi mejor opción para infiltrarme entre ellos."
Adoncentrándose, activó la habilidad Camaleón junto a su estado decazador. Su cuerpo comenzó a desvanecerse gradualmente hasta casi desaparecer por completo, fusionándose con las sombras que lo rodeaban y a su mete le venia la image del campion rengar de un juego que el amaba y ofiaba a la vez. Ahora era prácticamente invisible; solo un observador muy atento podría notar su presencia.
Con movimientos sigilosos, Sirius avanzó hacia el grupo de mercenarios, manteniéndose alerta ante cualquier señal de peligro. A medida que se acercaba más a ellos, pudo escuchar fragmentos adicionales de su conversación.
"¿Cuánto tiempo más vamos a quedarnos aquí? Este pueblo es aburrido y los demas aun no termina de follarse a las putas, de seguro ya se durmieron", dijo uno de los mercenarios mientras jugueteaba con un cuchillo.
"Solo espera; pronto habrá diversión cuando lleguen los aldeanos desesperados y si tenemos suerte y el jefe encuentra a los mocosas, veremos como lloran al vernos disfrutar de ellas", respondió otro con una sonrisa maliciosa.
Sirius sintió cómo la ira comenzaba a burbujear dentro de él nuevamente al escuchar esas palabras despreciativas. Sabía que no podía esperar más; debía actuar antes de que esos hombres decidieran hacer algo aún más horrible.
Desde su posición oculta, decidió usar la Cuchilla de Energía como primer ataque. Con un movimiento rápido y preciso, concentró energía en sus nudillos y formó dos dagas brillantes listas para ser lanzadas.
"Ahora o nunca", pensó mientras apuntaba hacia el grupo desprevenido.
Con un movimiento fluido, lanzó las cuchillas hacia dos mercenarios en la parte trasera del grupo. Las dagas atravesaron el aire como relámpagos oscuros y alcanzaron su objetivo con precisión mortal. Los hombres cayeron al suelo antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
El caos estalló instantáneamente; los mercenarios comenzaron a gritar y buscar refugio mientras Sirius aprovechaba la confusión creada por su ataque sorpresa. Activando Fortalecimiento, sintió cómo su cuerpo se llenaba de energía renovada; cada músculo vibraba con fuerza mientras se lanzaba hacia adelante.
"¡Stampida!" gritó mientras cargaba contra el grupo desorientado, derribando a varios mercenarios con su embestida imparable. El sonido del combate resonaba por toda la plaza mientras los aldeanos comenzaban a asomarse desde sus escondites al escuchar el estruendo.
Sirius sabía que debía actuar rápido antes de ser rodeado por los refuerzos enemigos. Con un gesto decidido, invocó al Lobo Grim; una figura espectral emergió del aire oscuro junto a él, lista para luchar a su lado.
"¡Vamos! ¡les gusta abusar de los debiles cabrones! ¡hoy mueren!" exclamó Sirius mientras el lobo corría junto a él hacia el centro del caos.
Sirius se movía con una agilidad y precisión que recordaba a los grandes guerreros de leyenda. Como si fuera Madara Uchiha en el campo de batalla de la cuarta gran guerra, su presencia imponente y su determinación inquebrantable. Cada movimiento que hacía estaba cargado de poder; las cuchillas de energía cortaban el aire y los mercenarios caían uno tras otro, incapaces de reaccionar ante la ferocidad de su ataque que pronóstico una tormenta de sangre.
Los gritos de sorpresa y terror resonaban en la plaza mientras los mercenarios intentaban organizarse, pero era demasiado tarde. Sirius se movía entre ellos como un espectro, desatando su ira sobre aquellos que habían traído sufrimiento a su nuevo hogar. Con cada enemigo que caía, la confusión crecía entre los demás, quienes comenzaron a retroceder, buscando refugio o intentando escapar.
Sin embargo, no todos estaban dispuestos a huir. Entre los mercenarios dispersos, un ogro rojo emergió del caos. Su figura era imponente; medía más de dos metros de altura y sus músculos eran como montañas. En su mano sostenía un gran mazo de metal negro, adornado con runas antiguas que brillaban con una luz siniestra.
El ogro observó con furia cómo sus subordinados eran masacrados sin piedad. Su rostro se contorsionó en una mueca de rabia al ver caer a uno tras otro. "¡¿Qué demonios está pasando aquí?!" rugió, su voz retumbando como un trueno en la noche.
Con un movimiento brusco, el ogro avanzó hacia el centro del conflicto, donde Sirius continuaba su danza mortal entre los mercenarios. La tierra temblaba bajo sus pies mientras se acercaba, y el aire se llenaba de una tensión palpable.
Sirius sintió la presencia del ogro antes incluso de verlo. La energía oscura que emanaba de él era inconfundible; sabía que este sería un adversario formidable. Sin embargo, no podía permitirse dudar ahora. Con un giro rápido, se enfrentó al ogro rojo.
"¡Tú eres el responsable por todo este sufrimiento!" gritó Sirius mientras activaba su habilidad Disparo Oscuro a maxima potencia, lanzando proyectiles de energía hacia el gigante.
El ogro levantó su mazo con fuerza para bloquear los disparos oscuros, pero algunos lograron atravesar su defensa y lo golpearon en el costado. Un gruñido profundo escapó de sus labios mientras retrocedía ligeramente por la fuerza del impacto.
"¡Eres fuerte para ser un simple humano!", bramó el ogro con una mezcla de admiración y furia. "Pero eso no te salvará."
Con un movimiento rápido, el ogro arremetió contra Sirius con su mazo, creando una onda de choque que hizo temblar el suelo a su alrededor. Sirius esquivó ágilmente hacia un lado justo a tiempo para evitar ser aplastado por el arma masiva.
"¡No soy un humano, soy un maldito incubo y te voy a arrancar la cabeza!" replicó Sirius mientras activaba Stampida, cargando hacia el ogro con toda la fuerza acumulada en sus piernas. El impacto fue brutal; Sirius embistió al ogro con tal velocidad que lo hizo tambalearse hacia atrás.
Sin embargo, el ogro no estaba dispuesto a caer tan fácilmente. Con una furia renovada, giró su mazo y contraatacó con un golpe horizontal devastador. Sirius tuvo que usar Camaleón nuevamente para desaparecer momentáneamente entre las sombras y evitar ser golpeado.
Mientras tanto, los mercenarios restantes comenzaron a reagruparse al ver a su líder enfrentarse al intruso audaz. Algunos intentaron atacar a Sirius desde diferentes ángulos, pero él estaba decidido a acabar con esta amenaza.
"¡Lobo Grim! ¡A mi lado!" ordenó Sirius mientras invocaba a su compañero espectral. El lobo apareció junto a él desde su sombra, listo para atacar cualquier enemigo que se acercara.
La batalla se intensificaba, y Sirius sentía cómo la energía fluía a través de él. Cada golpe que intercambiaba con el ogro rojo lo acercaba más a un nuevo nivel de poder. A pesar de las magulladuras y heridas que comenzaban a adornar su cuerpo llenonde sangre suya y enemiga, una sonrisa maníaca se dibujó en su rostro. Era una mezcla de adrenalina y euforia; cada ataque lo hacía sentir más vivo que nunca.
Recordó su antiguo yo, un joven íncubo que había sido fuerte pero feo, un asesino rápido y eficaz, pero nunca un guerrero. Ahora, sin embargo, era diferente. Su forma actual era el resultado del sitema junto a innumerables batallas y experiencias que lo habían moldeado en algo mucho más formidable. La ira de su naturaleza íncuba despertaba con cada golpe que daba, alimentando su fuerza y determinación.
"¡Soy más que un simple asesino!" gritó Sirius mientras esquivaba otro golpe del ogro, sintiendo cómo su poder aumentaba con cada intercambio. "¡Soy un guerrero, soy un rey!"
A medida que continuaba luchando, comenzó a notar cambios en sus habilidades. Con cada nivel alcanzado, sentía cómo sus capacidades se expandían. Había subido de nivel tras nivel, ahora alcanzando el nivel 55; aunque eso palidecía en comparación con el imponente ogro de nivel 332.
Sin embargo, Sirius no se dejaba intimidar por la diferencia abismal en niveles. En lugar de eso, utilizó su agilidad y astucia para compensar la brecha con golpes criticos. Con cada movimiento preciso y calculado, estaba desafiando las expectativas.
El ogro lanzó otro ataque devastador con su mazo, pero Sirius se deslizó hacia un lado justo a tiempo. "¡Lobo Grim! ordenó al ser de sombras y muerte mientras preparaba su siguiente movimiento.
El lobo espectral corrió hacia el ogro, atacando con ferocidad y distrayendo al gigante lo suficiente para que Sirius pudiera ejecutar su siguiente estrategia. Con una explosión de energía oscura acumulada en sus nudillos, activó Cuchilla de Energía nuevamente.
"¡Esto es por mi suegr imbécil!" exclamó mientras lanzaba una serie de ataques rápidos hacia el ogro. Las dagas brillantes cortaron el aire y encontraron su objetivo en los brazos del gigante, causando que este gruñera de dolor.
El ogro retrocedió momentáneamente, sorprendido por la ferocidad del ataque. "¡Eres más fuerte de lo que pareces! Pero eso no será suficiente para detenerme", rugió mientras levantaba su mazo para contraatacar.
Sirius sintió cómo la ira dentro de él crecía aún más al escuchar esas palabras despectivas. "No subestimes a un íncubo", murmuró entre dientes mientras activaba Fortalecimiento, sintiendo cómo su fuerza aumentaba exponencialmente.
Con renovada determinación, cargó nuevamente contra el ogro. Esta vez no solo iba a esquivar; iba a atacar con todo lo que tenía. Con una velocidad impresionante gracias a Stampida, se lanzó hacia adelante como un proyectil humano.
El impacto fue brutal; Sirius embistió al ogro con tal fuerza que ambos fueron empujados hacia atrás por la colisión. El suelo tembló bajo ellos mientras los mercenarios observaban atónitos la escena ante sus ojos.
[¡alerta! ¡alerta! ¡alerta! :Vitalidad baja solo quedan 222 puntos]
"¡No puedo dejar que esto termine aquí!" gritó Sirius mientras se levantaba rápidamente del suelo, listo para continuar la lucha.
El ogro rojo se sacudió aturdido por el impacto pero rápidamente recuperó la compostura. "¡Te haré pagar por eso!" bramó furioso mientras levantaba su mazo para lanzar un ataque devastador.
Sirius sabía que debía actuar rápido antes de ser aplastado nuevamente. Con una rápida decisión, decidió usar Disparo Oscuro una vez más pero esta vez de manera diferente; concentrando toda su energía oscura en un solo proyectil masivo que giraba cual taladro.
"¡Toma esto!" exclamó mientras disparaba el proyectil oscuro de perforación, el ogro con toda su fuerza acumulada.
mientras el proyectil oscuro volaba hacia el gigante; la tensión era palpable en el aire mientras ambos combatientes se preparaban para ver quién prevalecería en esta feroz .
El taladro de energía oscura impactó contra el ogro, empujándolo hacia atrás certando un golpe critico y dándole a Sirius un breve respiro. Sin embargo, el gigante no se rendiría tan fácilmente. Con un rugido de furia, el ogro se recuperó rápidamente y contraatacó con una fuerza devastadora, su mazo girando en un arco mortal.
Sirius sintió cómo la presión aumentaba a su alrededor; cada golpe del ogro resonaba en su cuerpo magullado mientras sus puntos de salud bajaba rápidamente. La batalla lo había llevado al borde de la inconsciencia y muerte, pero en ese momento crítico, algo dentro de él despertó. Un destello de luz brilló en su interior mientras sentía que alcanzaba un nuevo nivel.
"¡No puedo rendirme ahora!" gritó Sirius mientras una oleada de energía lo envolvía. En un instante, sintió cómo su poder se disparaba; había llegado al nivel 60. Su forma como íncubo menor estaba evolucionando ante sus propios ojos.
De repente, alas de demonio emergieron de su espalda, extendiéndose con majestuosidad y poder. Una cola serpenteante apareció detrás de él, y cuernos afilados brotaron de su frente. La transformación era asombrosa; la risa maníaca de Sirius resonó en el aire mientras la nueva energía fluía a través de él.
"¡Soy un Príncipe Íncubo ahora perra!" exclamó con una voz profunda y resonante que llenó la plaza. El poder que sentía era abrumador; cada célula de su ser vibraba con fuerza renovada.
[El anfitrión alcanzó una evolución de raza..... felicidades haora eres un sucupo de clase alta.... usuario optubo avilidad berserker.. [breserker: cae en una furia incontrolable y se convierte en un ser increíblemente poderoso con ganas de batalla sin importar sus condiciones física, obtiene barra de resistencia del 20% de su vida maxima.... disponible 1400 de escudo.
Antes de que el ogro pudiera reaccionar ante esta repentina transformación, Sirius se lanzó hacia adelante con una velocidad impresionante. En un abrir y cerrar de ojos, apareció frente al gigante, quien apenas tuvo tiempo para levantar su mazo antes de que las largas uñas del íncubo se hundieran en su carne.
"¡Ahora es mi turno!" gritó Sirius mientras activaba su última habilidad: Absorber, Copiar y Adaptar.
El poder fluyó desde el ogro hacia él como un torrente oscuro. La energía vital del gigante fue drenada lentamente, dejándolo sin fuerzas mientras Sirius absorbía no solo su energía sino también sus habilidades y resistencia. El rostro del ogro se contorsionó en una mezcla de sorpresa y desesperación mientras caía al suelo, incapaz de mantenerse en pie.
Con cada segundo que pasaba, Sirius sentía cómo se fortalecía aún más. La risa resonante continuaba saliendo de sus labios mientras el ogro finalmente colapsaba inconsciente ante él.
Los mercenarios restantes observaron atónitos la escena; la transformación de Sirius había sido demasiado rápida y poderosa para que pudieran comprenderla. Algunos comenzaron a retroceder lentamente, temerosos del nuevo íncubo que ahora dominaba el campo de batalla.
Sirius miró a su alrededor, sintiendo la energía recién adquirida fluir por sus venas. "¿Quién más quiere probarme?" retó con una voz llena de confianza y poder renovado.
La atmósfera cambió drásticamente; los mercenarios sabían que habían subestimado a este guerrero transformado. Con el ogro fuera de combate y la demostración abrumadora del poder de Sirius, muchos comenzaron a dudar sobre si debían continuar luchando o huir para salvar sus vidas.
"¡No dejaré que nadie escape!" exclamó Sirius mientras preparaba sus alas demoníacas para volar hacia los mercenarios dispersos. "Hoy no hay prisioneros hajajajajaja."
Sirius, ahora transformado en un Príncipe Íncubo, había desatado una fuerza abrumadora sobre el campo de batalla. Sin embargo, la intensa lucha y el uso de su habilidad final habían drenado casi por completo su energía. A medida que la adrenalina comenzaba a desvanecerse, se dio cuenta de que sus fuerzas estaban llegando al límite.
Con un último esfuerzo, miró a su alrededor y vio a los mercenarios retrocediendo, temerosos de enfrentarse a él. Pero antes de que pudiera celebrar su victoria, la fatiga lo golpeó con fuerza. Sus alas comenzaron a desvanecerse y su visión se nubló.
"¿No… no puedo… rendirme ahora…" murmuró Sirius mientras caía de rodillas, incapaz de mantenerse en pie. La oscuridad comenzó a envolverlo, y antes de que pudiera hacer algo más, se desplomó al suelo, inconsciente.
Los mercenarios vieron la oportunidad; sabían que debían actuar rápidamente antes de que Sirius recuperara el conocimiento. Se acercaron con intenciones hostiles, listos para capturarlo y llevarlo como trofeo.
Sin embargo, justo cuando estaban a punto de aprovecharse de la situación, un grupo de aldeanos apareció en escena. Entre ellos estaban Hinata y Lilit, quienes habían llegado corriendo al escuchar los gritos y el caos.
"¡Deténganse!" gritó Hinata con determinación mientras activaba su Byakugan. Su mirada penetrante escaneaba el área en busca de amenazas. "No permitiré que lastimen a Sirius."
Lilit avanzó junto a ella, empuñando su magia con confianza. "¡Ustedes no tienen idea de con quién se están metiendo! ¡Defenderemos nuestro hogar hasta el final!"
Los mercenarios se detuvieron momentáneamente ante la llegada del nuevo grupo; la determinación en los rostros de las mujeres era palpable. Sin embargo, algunos intentaron atacar sin pensarlo dos veces.
Hinata se movió como un rayo; con movimientos precisos y fluidos, derribó a los primeros mercenarios que se acercaron. Su agilidad y habilidades eran impresionantes mientras esquivaba ataques y contraatacaba con golpes certeros.
Lilit invocó poderosos hechizos que iluminaban el campo de batalla con destellos mágicos. Bolas de fuego y ráfagas de energía volaban hacia los mercenarios, causando caos entre sus filas.
La combinación del poder físico de Hinata y la magia devastadora de Lilit fue suficiente para hacer retroceder a los mercenarios restantes. En cuestión de minutos, aquellos que habían estado dispuestos a atacar a Sirius fueron derrotados uno tras otro.
Finalmente, cuando el último mercenario cayó al suelo derrotado, Hinata se acercó rápidamente a Sirius. Se arrodilló junto a él y le tomó el pulso; estaba vivo pero inconsciente.
"¡Sirius! ¡Despierta!" exclamó preocupada mientras trataba de despertarlo suavemente.
Lilit se unió a ella, usando un hechizo curativo para ayudarlo a recuperar fuerzas más rápidamente. "Vamos, amor … no te rindas ahora", murmuró mientras canalizaba su energía mágica hacia él.
Poco a poco, Sirius comenzó a abrir los ojos con dificultad. La luz del día lo cegó momentáneamente antes de que reconociera las caras familiares frente a él.
"¿Qué… qué pasó?" preguntó débilmente mientras intentaba levantarse.
"Te desmayaste después de luchar contra ese ogro", explicó Hinata con una sonrisa aliviada. "Pero estamos aquí para ayudarte."
Sirius sonrió débilmente al verlas allí; aunque había caído en inconsciente, no estaba solo. Con sus esposas a su lado y la amenaza neutralizada por ahora, sabía que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que viniera en el futuro.