Veo las cinco motos, cada una es de un color diferente, las veo un segundo antes de escoger la roja.
— ¿Sabes manejarla?
— Nope.
— Es como el principio básico de una motocicleta, este mango de aquí, si lo giras hacia afuera acelera, si lo sueltas va a detenerse, el timón es bastante suave, solo ten cuidado de no ir muy rápido mientras te acostumbras a usarla y no vayas demasiado adentro del mar, ponte el chaleco. — Me lo da en la mano.
— ¿Crees que está bien puesto así?
— Sí, está perfecto, ahora esta pinza va en tu ropa.
— ¿Para qué sirve?
— Si te caes, esta pinza que está en tu ropa va a jalar este pin, y la moto se apagará.
— Entiendo, creo que ya lo tengo.
— Bueno, avanza en seguida te alcanzo.
Giro levemente el mango para acelerar no tan rápido, práctico dar un par de giros para acostumbrarme al volante, Denver me alcanza dos minutos más tarde.
— ¿Qué te parece?
— Mejor que un Go Kart definitivamente.
— ¿Que tal una carrera a la boya naranja que está por allá?
— Dame un segundo de ventaja cuando menos, aun me cuesta conducir.
— Bien, solo un segundo. — Se ríe.
— A la cuenta de tres, uno, dos. — Acelero la moto a fondo. — Tres. — Grito ya cuando llevo bastante ventaja.
— ¡Que tramposa! — Grita Denver mientras me pisa los talones.
— No llores, igual vas a ganar.
Denver me rebasa en el último momento pasando alrededor de la boya, luego de aquella carrera damos un largo paseo a la orilla, cada vez le aumento más a la velocidad para ver qué tan rápido puede ir.
— ¿Sí te gustó? — Pregunta Denver.
— Sí, me encantó. Ahora que lo sé usar mejor ¿hacemos otra carrera?
— Si quieres volver a perder. — Presume.
— Muy gracioso.
— Esta vez cuento yo. La carrera será desde aquí hasta donde están las demás motos.
— Esta bien.
— Uno, dos y tres.
Ambos salimos a toda velocidad, con mucho cuidado de no toparnos, al principio es Denver quien lidera la carrera pero poco a poco me abro paso hasta alcanzarlo, estoy a punto de rebasarlo cuando una ola enorme que salió de la nada nos golpea, ambos somos lanzados, arrastrados y revolcados por las olas, mi única preocupación es que no me caiga la moto encima, por la fuerza del agua el chaleco salvavidas se me desabrochó en algún momento, cuando el agua se calma un poco nado hacia la superficie, me estoy quedando sin oxígeno y parece que me falta aún una eternidad para salir a flote. Sigo pataleando con todas mis fuerzas para salir, estoy exhausta, mis brazos ya no dan más. Veo en la superficie que alguien está nadando hacia aquí, solamente logro visualizar aquella sombra antes de quedar inconsciente.
— Katrina despierta. — Escucho una voz a lo lejos. — Kate, vamos abre los ojos.
Me siento en tanta calma que solo quiero permanecer con los ojos cerrados un poco más, veo una pequeña luz a la distancia, es tan brillante que quiero tomarla.
— Kate, por favor no te vayas.
Antes de poder siquiera acercarme a aquella luz veo a Steve, mi hermano, me quedo helada al mirarlo, los músculos de mi cuerpo no responden, simplemente lo observo en silencio.
— ¿Qué haces Katy? — Solo él me llamaba así. — Ni se te ocurra ir por allí, debes regresar.
— Steve. — Le doy un fuerte abrazo. — Te extraño, ven conmigo.
— No puedo, tienes que regresar tu sola, fue bueno verte, que ni se te ocurra regresar por aquí.
— No quiero volver, no sin ti. — Lo tomo de la mano.
— Katy, no seas testaruda, se te acaba el tiempo. Yo también te extraño, pero aún no es tu momento, nos veremos más adelante, lo prometo. Ahora, camina en línea recta hacia atrás, esa es la luz que debes seguir.
Hay una luz mucho más grande detrás de mí, la veo un momento antes de regresar la mirada a mi hermano.
— Te quiero. — Murmuro con tristeza antes de salir caminando de allí.
— Yo también te quiero. — Escucho su voz cada vez más lejos.
Comienzo a toser con mucha fuerza, siento algo muy extraño en mis pulmones y garganta, sigo tosiendo hasta que aquella sensación extraña desaparece, veo el cielo un tanto borroso y después una sombra que está a mi lado observándome.
— Steve. — Digo en un susurro.
— Kate, gracias a Dios. — Dice Denver aliviado.
Una vez recupero por completo la consciencia me doy cuenta de que estoy sobre la arena, Kane está a mi lado derecho, Shawn al lado izquierdo, mientras que Denver está parado a mis pies observándome, parece bastante angustiado.
— Kate ¿Cómo te sientes? — Shawn me ayuda a sentarme.
— Estoy bien, eso creo. ¿Qué me pasó?
— Una enorme ola nos golpeó, caímos al mar, yo logré salir a flote, te busqué, pero no te encontré, Shawn justo estaba llegando y vio todo lo que pasó, él me ayudó a sacarte del mar.
— Gracias a los dos. — Aún intento procesar lo que ocurrió.
— Kane fue quien te dio primeros auxilios, por cierto.
— ¿Ah sí? — Pregunto nerviosa. — ¿Tú me... Diste respiración de boca a boca?
— No hubo necesidad de hacerlo. — Aclara Kane.
— Oh, bien. Lamento todas las molestias que causé.
Un par de paramédico llegan mientras hablamos, Caleb los guía hasta donde estamos.
— Recibimos una llamada reportando que alguien se ahogó. — Dice el primer paramédico.
— Sí, es ella. — Me señala Caleb.
— Ya estoy bien. — Aclaro.
— Aun así ¿Podríamos revisarla? — Pregunta el segundo paramédico.
— No creo que sea necesario, estoy bien. — Insisto.
— Déjalos hacer su trabajo Kate, hay que asegurarnos de que estés bien. — El rostro de Kane permanece serio, pero en sus ojos puedo ver cierta preocupación.
— Está bien. — Suspiro.
Luego de constatar que me encuentro en perfecta salud los paramédicos se marchan de allí, no sin antes recomendarme no volver a meterme al mar por lo menos hoy.
— Si quieres vamos adentro. — Shawn me ayuda a levantarme. — Puedes darte una ducha en mi habitación, así puedes deshacerte de toda esa arena.
Mientras caminamos hacia la casa veo a un grupo de chicas, una de ellas va hacia dónde está Kane para abrazarlo, regreso la mirada hacía el frente y no vuelvo a mirar atrás.
Luego de darme aquella corta ducha le envío la ubicación a Jen para que puedan venir a la fiesta, me pongo nuevamente el traje de baño y la salida de baño. Al mirarme en el espejo veo que aún estoy maquillada, que buen maquillaje, pienso. Al salir de la habitación encuentro a Shawn esperándome, está sentado junto a la puerta enviando mensajes en su celular.
— Perdón por todas las molestias.
— No es molestia, me alegro de que estés bien.
Le ofrezco una sonrisa y le doy mi mano para ayudarle a ponerse de pie.
— ¿Vamos por un trago? Irónicamente muero de sed.
— Si claro, vamos antes de que pongan la música y tengamos que gritar para hablar. — Se ríe.
Al salir de nuevo al patio lo primero que veo es a Denver en la piscina con una chica, ella lo rodea con sus piernas por la cadera mientras él la toma por los glúteos para cargarla. Al menos es bueno ver que ya se le pasó el susto. Caleb está en la barra del patio con otra chica bebiendo un trago, por la mirada de aquella chica me doy cuenta de que está coqueteando con él, incluso exagera su risa y sus gestos. Por otro lado, Kane está en la orilla del mar con dos chicas, besa a una de ellas mientras toma por la cintura a la otra.
— ¿Tú no trajiste acompañante? — Miro a Shawn con intriga.
— No, yo vine solo. Lo juro.
— Es muy interesante la dinámica que tienen con tus hermanos. — Me siento frente a la barra.
— ¿Qué les sirvo? — Pregunta el bar tender.
— Una margarita por favor. — Digo después de analizar el menú de bebidas disponibles.
— Yo solo quiero un ron en las rocas.
— En seguida salen. — El bar tender se pone a trabajar.
— ¿De qué dinámica hablas? — Me pregunta Shawn finalmente.
— Tener una chica distinta cada día de la semana.
— Bueno, tampoco es como que todos los días tengamos alguien distinto, todo depende de la chica, de si me agrada para algo serio y también si ella está dispuesta a algo más o si tan solo busca diversión.
— Comprendo ¿Y cuáles son tus planes de hoy?
— No lo sé, solo pasarla bien. Van a haber varios juegos, deberías participar.
— ¿Vamos a volver a beber cerveza de cabeza? — Me río recordando la última fiesta.
— Es una posibilidad muy alta, también habrá beer pong y flip cup por si te animas a jugar.
— Después de un par de tragos me animaría a hacer casi cualquier cosa, incluso podría volver a usar la moto acuática.
Ambos nos reímos de mis ocurrencias. Jen y Marie acaban de llegar, les hago señales desde donde estoy para que vengan aquí, ellas murmuran algo antes de aproximarse a nosotros, seguramente es porque estoy con Shawn.
— Hola chicos. — Saluda Marie muy animada. — ¿Qué tal?
— Shawn, ellas son mis amigas Jen y Marie. — Los presento.
— Mucho gusto, siéntense ¿quieren tomar algo?
— ¿Estabas tomando una margarita? — Pregunta Jen. — Yo también quiero una.
— Que sean dos. — Dice Marie.
— ¿Podrías darnos tres margaritas? — Le pregunto al bar tender. — ¿Las puedes preparar dobles?
— Dales a las tres cualquier cosa que pidan por favor.
Al momento que Shawn le dice esto, el bar tender asiente y se pone a trabajar en ello.
— Gracias. — Le ofrezco una enorme sonrisa a Shawn.
— Las dejo para que puedan hablar, si necesitan algo avísenme.
— Gracias. — Dice Jen muy animada.
— Vamos a bailar más tarde ¿Cierto?
Aquellos preciosos ojos grises se posan en mí, los nervios no me dejan hablar así que simplemente asiento sin dejar de mirarlo.
— ¡Genial! Nos vemos al rato.
Shawn va directo con un grupo de chicos, los saluda muy animadamente, seguramente son sus amigos. Jen se abalanza sobre mi para abrazarme fuertemente.
— Insisto en que amo que seas amiga de Denver y que le gustes a Shawn, eres muy afortunada. Dime por favor que esta noche vas a tratar de cuando menos besarlo. — Junta sus manos como si estuviera rezando.
— Si me embriago lo suficientemente quizás lo haga.
— Señor, cuando vea que el trago de mi amiga se está acabando por favor prepárele otro. — Le habla al bar tender.
Bebo tantos tragos que llega el punto donde bebo shots de vodka y pasan como que si fuera agua. De un momento a otro sin darme cuenta estoy bailando con un chico que ni siquiera conozco, no me tomé ni la molestia de preguntar su nombre, es un chico alto, fornido, de tez morena clara, ojos color miel, cabello crespo y sus labios son algo carnosos, sus manos recorren mi cintura y espalda mientras bailamos salsa, a mí se me da más o menos bien bailar, pero cuando tomo alcohol bailo mucho mejor, el chico me da un par de vueltas hasta que quedamos de frente, siento su aliento a alcohol en mi rostro mientras observa mis labios, él está a punto de besarme, yo solo me pregunto ¿Debería hacerlo? No tengo ningún compromiso y vine a pasar un buen rato, me acerco yo también para darle a entender que quiero besarlo, cuando de pronto alguien nos separa.