Parte 1 -El futuro del boxeador
Todo el gimnasio resonaba con el eco que provocaban los golpes al saco de boxeo, estaba casi vacío, a excepción por mi madre mi entrenador, mi compañero de sparring y mi novia, que estaba tejiendo a croché una bufanda en una banca, que estuvo muy silenciosa viéndome entrenar.
-Ese gancho izquierdo va mejorando sigue así, con la mente fría.
Mi madre reparo en Iori, a ella no le gustaba que viniera a verme, porque segun ella una novia aqui me ablandaba, aun así en el ultimo mes ella asistía todos los días, cosa que me gustaba.
-Antes del torneo de novatos que es en tres semanas, viajaremos a Rusia, tendrás un intensivo con mi antiguo entrenador Marcus.
-Si madre.
Iori habia dejado de tejer, ella no tenia idea de esto, me refiero al viaje, bueno, yo tampoco, me acababan de avisar que iría a Rusia, pero a ella no le emocionaba la idea de separarnos y a mi tampoco, yo habia estado sufriendo por mucho tiempo por lo de mi hermano, pero cuando Iori apareció en mi vida, ese malestar fue disminuyendo, y desde que se convirtió en mi novia cuando estaba con ella ese dolor desaparecía.
Le hice un gesto sin que mi madre se diera cuenta de que no tenia idea sobre esto.
-Marcus terminaremos con un ultimo sparring y estaremos por hoy.
Tuve mi ultima pelea de entrenamiento, no hubo ningun percance, a excepción de un uppercut que recibí por despistado, pero no me hizo casi ningun daño, todo este pequeño encuentro termino como todos los demás con mi compañero tocando lona.
Iori vino a mi preocupada cuando salí del cuadrilátero, lo primero que hizo fue verme la barbilla donde me habian golpeado, por suerte solo tenia un poco hinchado.
Mi madre no miraba su acciona como algo bueno, de hecho se veía bastante molesta, suspiro profundamente y dijo algo que nunca espere que saliera de su boca.
-Niña, quieres venir con nosotros a Rusia, si mantienes tu comportamiento como lo haces en el gimnasio arreglare las cosas para que vengas como invitada.
-Si...si, me encantaría señora Eliat, es muy amable muchas gracias por su invitación... hay no, tengo que preguntarles a mis padres.
-Un paso a la vez chiquilla, primero debes prometer que seguirás sin interferir en su entrenamiento, veras cosas dolorosas, el entrenamiento de Marcus va ser muy duro, solo te permitiré estar con el cuando no este ocupado, el tiempo libre lo dedicaras a tus estudios y me ayudaras en los quehaceres, ese es el trato.
-Lo acepto, solo tengo que convencer a mi papas.
-Déjame a mi hablar con ellos.
-Merci maman, enserio, te lo agradezco, muchísimo.
Iba abrazarla, pero me rechazo por estar todo sudado, me envió a ducharme, mientras ella se quedo conversando con Iori.
-Escúchame bien petit Iori, sea lo que haces con mi petit Marcus, sigue haciéndolo, le haces bien, me cuesta admitirlo, pero nunca lo habia visto tan bien, sigue haciendo un buen trabajo con el.
Iori estaba complacida, era la primera vez que conectaba con mi madre, por lo general siempre la ignoraba, pero esta vez estaba siendo buena con ella.
Yo me duche rápidamente, estaba cansado por mucho que no lo pareciera, el entrenamiento estaba siendo muy intenso, y ahora que me relaje sentía la mandíbula adolorida. Trate de hacer esta ducha lo más corta posible para ir junto a Iori.
Mi novia estaba guardando sus herramientas de costura.
-Tomen sus cosas, yo los llevare en la camioneta al centro comercial.
Me acerque a Iori, ella me dio un dulce beso, algo no muy común, porque evitábamos besarnos enfrente de mi madre, pero no iba a quejarme, de hecho todo lo contrario.
Parte 2 - Las que se aman
Llevaba deprimida desde lo sucedido con Hide, todo lo que habia hecho no sirvió para nada, al final el que soluciono todo fue Hikaru, incluso me orine encima fui una inútil.
Estaba llorando en mi espacio en la fabrica abandonada donde tenia mi grafiti gigante que decía Melocotón.
Tampoco sabia que pensar en realidad, resultaba que el que me violo era el hermano de Hikaru, al menos su cuerpo, ya que, el que lo hizo era ese monstruo de Hide, pero no podía evitar sentir asco cada vez que recordaba el hermano de Hikaru... el no tenia que quedar vivo, ese asquerosidad merecía morir por todo lo que me hizo, todo lo que me arrebato.
Mi llanto era una mezcla compleja de tristeza, rabia, ira, frustración, odio y profunda melancolía... ocupaba a los hombres como herramientas para lograr lo que necesitaba, esa era mi manera de desquitarme al mundo por lo que me hizo, pero si seguía así iba a lastimar a Sonar si ella lo descubría.
Un sonido metálico interrumpió mis pensamientos negativos, Sonar habia llegado y dejo su bolso sobre el mesón donde tenia mis herramientas.
Ella miro con mucha angustia como estaba, mi cara estaba un poquito chupada, porque en la ultima semana no habia comido casi nada, mis ojeras por no dormir eran bastante grandes, además de que mis ojos estaban hinchados por tanto llorar.
Ella corrio hacia mi abrazándome, ya que yo me habia desaparecido por algunos días, días que pase encerrada en mi casa fingiendo dolor estomacal.
Ella me decía lo muy preocupada que estaba por mi en lenguaje de señas, mientras me besaba mucho, por desgracia apenas respondía a sus afectos, pero a ella no parecía importarle.
Después de su momento amoroso me comenzó a reprender ella estaba tan preocupado como molesta, con sus brazos me decía que era in idiota por todo lo que hice, siguió así un rato hasta que cambio de tema y dijo que iba a pedir lomo saltado a domicilio para mi porque tenia que comer algo por mi pésimo estado, ni siquiera intente rebatirle porque sabia que no iba a lograr nada cuando ella se ponía así.
Después de estar atenta a toda su reprimenda, le conteste en leguaje de señas algo muy simple, no te merezco, te amo.
Ella me dio una extremadamente suave cachetada que me dolía muchas más que una cachetada que me hubieran dado con mucha fuerza, ella se habia molestado porque dije que no la merezco, pero ella definitivamente creía lo contrario.
Sonar me levanto de la silla, me condujo hacia el sofá, que solíamos ocupar de cama cuando nuestros amigos no estaban, se recostó ella primero en el y luego hizo que me acostara sobre ella.
Normalmente las posiciones eran al revés, pero era ella la que me quería hacer sentir bien ahora. Ella llevo su cabeza sobre mi pecho, accion que aprovecharía para jugar con ellos, pero no tenia el animo en esta ocasión para hacerlo, aun así disfrutaba de los mimos y el esfuerzo que estaba haciendo Sonar para que me sintiera mejor.
Yo simplemente lloraba sobre ella, estuvimos así casi durante una hora hasta que se tuvo que levantar porque habia llegado el pedido de comida.
Sonar intento hacer que comiera pero no lo conseguía, pese que tenia mi plato favorito frente a mi, no me provocaba ganas de comer, intento varios métodos con los cuales fallo.
Hasta que se le ocurrió una idea poca ortodoxa, ella se metió la comida a la boca, luego de manera rápida me beso, y metió la comida en mi boca.
Probablemente fue el beso más asqueroso que habia tenido, no fue para nada cómodo para las dos, pero habia logrado que tragara comida con eso, y aunque fue asqueroso, agradecía el gesto, al final me dio un poco de ánimos y logre comer la mitad del plato, lo que sirvió para que ella dejara de insistir que me alimentara.
Después de comer ella volvió a llevarme al sofá.
Pero está vez me dijo algo que nunca pensé que necesitaba oír o en este caso ver.
Ella movió su brazos para comunicarse, en lenguas de señas me dijo.
Tu no eres culpable de lo que sucedió.
Eso gatillo muy profundamente en mi, abrase a sonar tan fuerte que caímos sobre el sofá, lloraba como una pequeña que había perdido a su madre. Sonar me abrazaba y acaricia a la vez, incluso ella también estaba llorando, probablemente porque le dolía verme así.
Estuve así con ella un muy buen rato, de vez en cuando me daba besitos tiernos por la cara o el cuello, algo que me hacía sentir mejor.
Con mis manos le dije a Sonar que la amaba y me disculpaba por desaparecer, que la necesitaba y le dije algo que nunca me había atrevido a confesarle a alguien, lo mucho que me estaba costando vivir.
Pude ver el rostro de pánico de Sonar cuando comprendido lo que le había dicho.
Ella emitió sonidos de su boca que no se entendía a modo de desesperación, debo admitir que me dolió verla intentado hablar cuando no podía hacerlo.
Me besaba sin detenerse sin duda le había afectado demasiado, pero si alguien podría sacarme del poso oscuro en el que le encontraba era ella.
Me acerque a su labios, puse los míos sobre los de ella jugando tiernamente, hasta que introduje mi lengua dentro de su boca, ya besándola más apasionadamente, en este punto lo único que no quería era pensar y lo mejor que se me ocurría era perderme en Sonar.