Cansado por la reciente pelea, caminé lentamente de regreso a donde me habían separado de Paul, y mientras lo hacía, intentaba recuperar la mayor cantidad de maná posible, porque el último hechizo que había usado me había dejado con tan poco maná que estaba empezando a sentirme mareado.
Me gustaría usar el hechizo de mi familia para saber la situación de Paul, pero con mi maná actual, mi única opción es ir a ver qué pasa.
Cuando por fin llegué, el fuego que nos separó al principio casi se había extinguido por completo, dejándome ver los estragos de una pelea.
Siguiendo ese rastro, encontré dos cadáveres en el piso antes de escuchar un grito de dolor a algunos metros de donde estaba. Mierda, tengo un mal presentimiento.
Al llegar, vi a Paul retorciéndose de dolor en el piso, mientras dos bandidos se acercaban lentamente a él.
Tengo que ayudarlo. Pensé instintivamente, reuniendo parte del poco maná que había recuperado hasta el momento. Conjurando rápidamente dos cuchillas de viento las lancé contra los bandidos, haciéndolos retroceder, dándome una oportunidad para acercarme a Paul.
"¡Paul! ¿¡Estás bien!?" Pregunté preocupado, mientras le ayudaba a levantarse. "Drake, ten cuidado, el demonio con las dos espadas es peligroso." Dijo débilmente, intentando detener el sangrado de una gran herida que tenía entre las costillas.
Los bandidos, al verme llegar, se habían quedado en shock por un momento, dándome tiempo suficiente para hablar con Paul, pero, una vez entendieron lo que pasó con sus camaradas, se enfurecieron, yendo a por mi cabeza directamente mientras me insultaban. "¡¡Mocoso de mierda!!"
Supongo que no tengo opción, tarde o temprano se iban a enterar. Sin muchas opciones por mi falta de maná, utilicé mi última carta, esperando que fuera lo suficientemente efectiva para la batalla que se acercaba. Break….
Desconectando mi Núcleo Dragontino, dejé que el maná de mi Núcleo Demoníaco recorriera todo mi cuerpo, haciendo que el abrumador cansancio que sentía, desapareciera poco a poco.
Una sensación fría que ya conocía invadió mi mente, dándome la concentración necesaria para conjurar antes de que nos alcanzaran los ataques de los bandidos.
Dark Steam. Dije dentro de mí, creando un vapor de tinieblas rápidamente, que cegó y confundió la visión y los sentidos de nuestros enemigos. "Drake, ese maná es…"
Aproveché esa oportunidad para acercarme rápidamente a ellos junto a Belarus, encontrando a uno con la guardia baja, que atravesé su corazón de maná sin pensarlo mucho, haciendo que cayera al suelo antes de empezar a retorcerse de dolor, como si se estuviera ahogando por la falta de aire.
Al intentar buscar al otro bandido, una fuerte ráfaga de viento dispersó la espesa niebla de mí Dark Steam, revelando mi posición al otro bandido, que no demoró en atacarme con una fuerte patada en las costillas que me mandó a volar hasta estrellarme con uno de los árboles de la zona.
Mierda, duele… duele más de lo que esperaba... ¿Por qué? Pensé confundido, mientras tocaba mis costados. Por… ¿Por qué esa patada me dolió tanto?
"Estúpidos mocosos, tuvieron la osadía de matar a casi todos los hombres de nuestra banda. ¡Ahora los mataré!" Dijo con odio.
¿Acaso será porque cambié de núcleo? Porque mi resistencia al dolor debería de ser alta, pero ahora siento que no es así….
Adolorido, me levanté lentamente del suelo, mientras veía cómo Paul lanzaba varios ataques al bandido que quedaba, distrayendo lo suficiente como para que me recuperara.
Tengo que tener cuidado con sus ataques, porque si me dan, el dolor impedirá que me concentre, volviéndome un objetivo fácil. Terminé de pensar, mientras iba a recoger a Belarus que había salido volando a un lado de donde estaba. Una vez listo para volver a la batalla, empecé a sentir un gran escalofrío que erizó todos mis sentidos.
Qu-¿Qué es esto? Pensé instantáneamente, buscando la fuente del repentino sentimiento. No me digas que es…
"Ahora sí es tu fin mocoso." Dijo una voz cerca de mí, a mis espaldas. Al voltear rápidamente, me encontré a un bandido distinto al que estaba peleando con Paul, llenando de temor todo mi cuerpo. ¿Cómo pude ignorar eso?
El último bandido de los ocho finalmente había aparecido, y ahora su espada estaba solamente a un metro de mí, sin posibilidad de esquivar o bloquear su ataque por completo.
Desesperado, coloqué mi antebrazo derecho en la trayectoria de su espada, que venía en forma de estocada directa, buscando atravesar mi corazón.
Gracias a mi último movimiento, apenas logré desviar levemente su ataque, impidiendo que me matara en un instante. Al ver que falló, el bandido giró con mucha fuerza su espada a un lado, rompiendo mis huesos en el proceso.
Sintiendo un gran ardor desde el hombro, mi conciencia empezó a tambalear, apenas logrando mantenerme de pie por un instante.
Est… Esto es demasiado… no… no puedo aguantar más…. Pensé aceleradamente, sin energía, mientras la sangre salía de todo mi brazo destrozado.
El bandido, al ver mis pocas energías rápidamente sacó su espada de mi antebrazo para atacarme nuevamente, pero, al estar libre lancé con toda la fuerza de voluntad que me quedaba Dark Steam sobre la cara de mi contrincante, dándome un par de segundos que fueron suficientes para alejarme un poco de él, hasta que por culpa mis heridas caí al pasto que empezaba a teñirse de rojo por mi sangre.
Necesito… necesito tu ayuda Paul. Pensé antes de voltear a verlo con una mirada meramente. Al centrar mi mirada, recordé que lo había dejado peleando solo contra el otro bandido que quedaba.
Es inútil… él no vendrá. Pensé mordiendo fuertemente los dientes antes de ver cómo mi enemigo se libraba de Dark Steam, y luego se acercaba lentamente a mí con una mirada fija.
"Eres patético, aún no entiendo cómo unos mocosos como ustedes pudieron matar a diez de mis hombres." Dijo, cambiando su tono a uno más molesto.
El bandido, en una forma de superioridad, aumentó la cantidad de maná que expulsaba su cuerpo, cargando su espada con aún más maná, haciendo que sintiera un escalofrío por todo el cuerpo que me hizo volver en mí, a pesar del dolor que sentía. Es cierto, necesito… necesito pensar en algo….
Mientras pensaba en alguna estrategia para salir de esta situación, el bandido por fin había llegado a donde estaba, dándome una fuerte patada en el estómago que me hizo volar un par de metros de donde estaba.
Maldición…. E-esto es malo… estoy perdiendo demasiada sangre. Pensé, después de toser sangre por la boca aún recostado sobre el césped.
Maldiciendo por mi situación, comencé a reunir todas las fuerzas que me quedaban en mi núcleo demoníaco, antes de empezar a hablar de forma moribunda, para ganar algo de tiempo.
"Espera... espera po-por favor, pu-puedo darte dinero— dinero si me dejas vivir." "Estúpido ¿En serio crees que te dejaré vivir después de todo lo que has causado?" Dijo molesto, apuntando su espada a mi pecho.
"Yo, Duriel de los Lobos oscuros, será el que los mate, para así vengar la sangre de mis hombres." Dijo, acercando su espada con una sonrisa en su rostro. Mierda ¿Moriré…? No creo que tenga el maná suficiente para lograrlo.
Cerrando los ojos por el temor que sentía, recordé a mi familia, y por alguna razón me vino a la mente un tonto pensamiento que me dio ánimos.
No, no es mi tiempo aún, aún no he estado con ninguna chica todavía, aún me quedan muchas cosas que vivir. Me dije a mí mismo concentrando todo el maná que me quedaba en mi próximo movimiento.
¡Immaterial! Grité dentro de mí, antes de que su espada tocara mi pecho.
Como si simplemente estuviera hecho de aire, la espada de Duriel atravesó mi pecho sin ninguna dificultad, hasta lograr atravesar gran parte de la tierra debajo de mí.
Duriel, al no sentir el impacto de su espada, abrió sus ojos como un par de platos, intentando entender lo que había pasado.
"¿¡Pero qué dem—" Gritó rápidamente, antes de quedarse mudo al ver como mi cuerpo atravesaba sus manos mientras me ponía a un lado de él para atacarlo.
¡Ahora es mi turno! Pensé con rabia, cortando su brazo izquierdo con la ayuda de Duriel, para después tratar de cortar su otro brazo, pero por la falta de energía que me quedaba solo pude causarle una herida poco profunda, en donde Duriel aprovechó para alejarse de mí con un salto.
Mierda, si no cambio ahora me desmayaré…. Pensé mientras veía cómo todo a mi alrededor empezaba a dar vueltas. Break.
Sintiendo un alivio inmediato, mi visión se recuperó, junto al sentimiento de ardor que producía mi brazo derecho destrozado.
"¡¡AHH!!" Gritó Duriel con fuerza a varios metros de mí. "¡¡MOCOSO DE MIERDA!!" Ahh… ahh… A pesar de que cambié de núcleo… La-la pérdida de sangre me está afectando demasiado.
A pesar de que estaba preocupado por mi situación actual, no desaproveché mi leve ventaja contra Duriel, lanzando dos bolas de fuego que impactaron contra el confundido y adolorido bandido, que después de recibir de lleno mis ataques cayó al suelo.
"Desgraciado…" Dijo débilmente Duriel, intentando curar sus heridas con la mano que le quedaba. Como él es el líder, creo que lo mejor será mantenerlo vivo, para después entregarlo a las autoridades de Birton.
Con el poco maná que me quedaba convertí el suelo debajo de Duriel en lodo, que lo sepultó hasta ocultar un poco más de mitad de su cuerpo, lo suficiente como para inmovilizarlo por varios minutos.
Con él fuera, solo nos queda el último, así que tengo que darme prisa, pero antes, tengo que hacer algo con esto. Pensé mirando mi brazo derecho, antes de detener el sangrado gracias a la naturaleza del maná de mi núcleo dragontino.
Duriel, al ver que tenía pensado mantenerlo vivo, se enfureció, dejando de curarse e intentando conjurar un hechizo para lanzarme con la mano que le quedaba. Al ver sus intenciones, le lancé rápidamente una cuchilla de viento, que cortó su mano antes de que terminara de formular su hechizo.
"¡¡AHH!! ¡¡MALDITO MOCOSO DE MIERDA!!" Gritó con gran odio.
"Pe-pensé que eras una amenaza, pero después de todo eras un debilucho." Dije con arrogancia, recogiendo mi espada que había caído al suelo después de que me había sentido mareado. A pesar de que el dolor paró no me siento nada bien, creo que pronto llegaré a mi límite.
Al escuchar mis palabras, Duriel solo empezó a insultarme con todas sus fuerzas, pero para que se callara y además no muriera, le lancé flamas a sus manos mutiladas, para después cerrar su boca con magia de tierra.
"Adiós Duriel, después regresaré para charlar un ratito." Dije, antes de empezar a caminar rápidamente hacia donde Paul se había ido junto al último bandido.
Creo que se me subió un poco el orgullo después de esa victoria, pero bueno, me lo merezco. Pensé mientras andaba y recordaba la pelea que tuve. ¡Pero me vi genial! Me habría gustado que Angelica lo hubiera visto.
Centrándome nuevamente, decidí dejar esos pensamientos infantiles para después.
Al llegar a donde estaba Paul, mis pasos se detuvieron en seco, porque no podía creer lo que veía. No puede ser...
Él estaba inconsciente, suspendido en el tronco de un árbol, con sus brazos elevados, únicamente sostenido por un cañón piedra que atravesó ambas manos, dejando su cuerpo colgado.
"¡No!" Grité con fuerza, alertando al último bandido que se preparaba para cortarle las piernas a Paul para inmovilizarlo.
Maldición, con el maná que me queda solo podré esquivar sus ataques hasta que encuentre una oportunidad para atacar. Pensé mientras cubría mi cuerpo con una débil capa de maná.
"¿Eh? ¿Y tú qué haces acá niño? ¿Dónde está Duriel?" Preguntó confundido, antes de apuntarme con su espada. Sonriendo, concluí que la mejor manera para hacerlo tener la guardia baja era hacerlo enojar. "Él está muerto, después de todo solo era un debilucho."
"Él era mi hermanito niño, tienes agallas para decir eso enfrente mío." Dijo, antes de cubrir todo su cuerpo con una gruesa capa de maná.
Mierda, creo que no fue una buena idea. Pensé nerviosamente. El hermano de Duriel, sin decir más, solo se lanzó a por mí a una gran velocidad.
¡Mierda! ¡Es muy rápido! Pensé aceleradamente, apenas logrando bloquear sus dos espadas gracias a Belarus. Maldición...
Maldiciendo, noté cómo el impacto de sus ataques empezó a empujarme hacia atrás, mandándome a volar a algunos metros de donde estaba. Con mi maná actual me será imposible pelear directamente contra él.
Intentando levantarme nuevamente, vi cómo se acercaban 10 bolas de fuego a una velocidad increíble. Instintivamente, lancé una ráfaga de aire a un lado para lograr esquivar sus ataques.
Si no hago nada moriré pronto, tengo que pensar en una trampa, como lo hice con Duriel. Concluí, levantándome con mucho esfuerzo.
Después de pensar en una idea, empecé a reunir todo el maná que me quedaba. Solo podré hacer dos ataques más, si no funcionan… estoy muerto.
Esquivando algunos cañones de piedra que me había lanzado, el hermano de Duriel se lanzó nuevamente a por mí, agarrando fuertemente sus dos espadas.
Siguiendo con mi plan, lancé por mi boca una gran cantidad de fuego sobre él, obligándolo a cubrirse. Bien, es hora.
Aprovechando su falta de visión, quise lanzar dos cuchillas de aire sobre él, pero mientras conjuraba mi hechizo, de repente sentí algo a mi derecha que me obligó a girar.
Duriel…. Pensé al verlo detrás de dos bolas de fuego que se acercaban hacia donde estaba. ¿Pero cómo?
Sorprendido, no tuve tiempo suficiente para esquivar completamente su ataque, que logró impactar sobre mi pierna izquierda.
"¡¡Ahh!!" Empecé a gritar de dolor por la quemadura.
¡¡Maldición!! ¡Debí matarlo! Pensé furioso.
¡Necesito hacer algo! Pensé aceleradamente, intentando recuperar la compostura antes de que mi visión se volviera un poco borrosa. ¿Qué? ¿Por qué me siento mareado? ¿Acaso ya llegué a mi límite?
"Debiste pensarlo dos veces antes de hacernos enojar mocoso." Dijo Duriel con rabia en sus palabras. "Ahora sufrirás 10 veces más dolor que el que me causaste."
"Así que eras tú, Duriel ¿Dónde estabas? Por un momento pensé que este niño en verdad te había matado." Dijo su hermano mientras analizaba su cuerpo herido.
"¡No me mires así! ¡Él solo me agarró por sorpresa!" Gritó para defenderse ante la mirada de pena que ponía su hermano.
"Como sea, no importa, lo mejor será acabar con todo esto antes de que alguien venga, después de todo ya está amaneciendo." Comentó el hermano de Duriel.
Maldición, todo empieza a darme vueltas… n-no puedo ni concentrarme. Ahh… Ah… creo… creo que este es mi fin… Pensé mientras caía de rodillas, sosteniéndome en Belarus para no caer al suelo.
Rendido, observé impotentemente cómo el hermano de Duriel se acercaba lentamente a donde estaba colgado Paul, y después de asegurarse de que lo estaba viendo, empezó a cortarle el cuello, mostrando una sonrisa que quedó grabada en mi mente.
¿Qué?
¿Por qué?
¿Por qué hizo eso? Si él ya estaba fuera de combate.
Me quedé en silencio, intentando encontrar una lógica a lo que acababa de pasar, hasta que la sangre de Paul dejó de salir abruptamente de su cuerpo, haciéndome entender la realidad.
"¡¡DESGRACIADO!!" Grité con todas las fuerzas que me quedaban. "JAJAJA" Rio fuertemente, mientras se acercaba a Duriel. "¿Creíste que tendríamos piedad?"
"¡MALDITO! ¡¡JURO QUE TE MATARÉ!!" Dije furioso, viéndolo fijamente a los ojos.
"Ya me cansé de esto, muere." Respondió, lanzando cinco cañones de piedra a donde estaba.
¡Mierda! ¡Todo esto es mi culpa! Si tan solo hubiera matado a ese bastardo a lo mejor... Pensé con los ojos cerrados.
Sintiendo mis últimos alientos, observé en cámara lenta cómo los cañones se iban acercando poco a poco, dándome tiempo suficiente para pensar.
No, si tan solo no hubiera aceptado venir a este estúpido bosque, Paul aún estaría... Sumido en la culpa, abrí los ojos nuevamente, para encontrarme el convertidor que me había dado Angelica enfrente de mí. Es cierto, cómo olvidé esto.
Volviendo a sentir un poco de esperanza en sobrevivir, puse mi mano buena sobre el convertidor, intentando descubrir cómo usar el maná que tenía.
No… es inútil, ya no me queda tiempo. Pensé al ver a los cañones a un metro de mí.
Fallé. Me dije, cerrando los ojos para esperar mi final, que no llegó después de un par de segundos. ¿Qué pasó? Acaso… ¿Morí?
Abriendo nuevamente los ojos, un sentimiento terrorífico invadió mi alma.
¿P-p-pe-pero qu-que es est-esto? Pensé con mucho miedo, sintiendo una imponente presencia a pocos metros de mí. Es-este poder es asfixiante.
Sin darme tiempo para procesarlo, vi con mis propios ojos cómo los cinco que tenía enfrente fueron reducidos a polvo, que luego cayó al suelo.
Es-espera, n-no me puedo mover ¿Qu-Qué pasa?
Pensando que tal vez el tiempo se había detenido, al igual que cuando había conocido a Bernal, me hizo pensar que a lo mejor era él, hasta que la luz del sol alumbró levemente mis ojos.
N-no, el tiempo si-sigue, esto e-es…. Ante la presión que sentía empecé a perder el conocimiento más rápidamente, haciendo que mis ojos se cerraran lentamente.
¡N-No! ¡Vamos! ¡A-Aguanta un poco más! Solo qu-quiero ver qué pasa, solo unos po-pocos segundos más…. Pensé, antes de ver como empezaban a aparecer varias líneas en los cuerpos de Duriel y de su hermano, que poco a poco se volvieron más anchas hasta el punto en el que sus cuerpos se dividieron, empezando a bañar e inundar el lugar con una absurda cantidad de sangre.
Ahora entiendo…. Pensé, después de reconocer al usuario del maná que tenía enfrente.
"M-me alegra que hayas llegado a tiempo… Zoe." Dije en voz muy baja, antes de perder por completo el conocimiento.
Próximo capítulo:
Capítulo 17: Sentimientos encontrados