El sol brillaba en el cielo, y Clei, con sus 4 años, ya era capaz de hablar y caminar, guiándose por las paredes. Sin embargo, su travesura causaba dolores de cabeza a los mayores. Seian y Cleinse se perdían fácilmente entre la maleza del bosque, y Clei tenía la costumbre de comerse los cultivos antes de que estuvieran maduros. "¡CLEI, SEIAN! ¿DÓNDE ESTÁN?" exclamaba "Sun", quien había logrado robar una caja casi intacta de chocolate. Para muchos allí, esa golosina era algo completamente nuevo. Mientras tanto, Theiman calentaba la leche para preparar chocolate caliente para todos los demás, mientras buscaban a los más pequeños de la casa.