—¿Qué? —Aniya parpadeó incrédula y observó la bolsa para prendas que Valerie sostenía.
—Sí —Valerie agitó la bolsa en su cara—, tampoco puedo creerlo. Mi bebé ha crecido y está a punto de casarse —anunció emocionada.
Por un momento, Aniya estaba segura de que Valerie había perdido la razón.
—¿De qué estás hablando? —exigió, su voz subiendo un poco—. ¿Y dónde está mi teléfono? —Se volvió para buscar su teléfono de nuevo, sus manos palmeando alrededor de la mesita de noche.
—Tu teléfono no es importante ahora mismo, cariño —dijo Valerie, colocando tranquilamente la bolsa para prendas en el suelo y sacó un vestido de novia de diseñador—. Como si esto no fuera un gran problema para ella.
—Mamá, esto no tiene gracia. ¿Ok? ¿Dónde está mi teléfono? Necesito llamar a Lisa. Ella vendrá a recogerme —el pánico de Aniya crecía con cada minuto que pasaba.