—¡Aniya! ¡Aniya! ¡Baja ahora mismo, joven! —Valerie no pudo controlar su furia.
¿Qué clase de hija era ella?
Por alguna razón, su padre estaba sufriendo tanto dolor y ella estaba durmiendo en su habitación. ¿Qué se creía? ¿Una princesa?
Alaric intentaba explicarle mediante señas que su lengua se había quedado atascada en la pequeña apertura de la lata de cerveza, pero eso no era suficiente para Valerie.
—Bien, si ella no va a bajar entonces supongo que debería ir a visitarla —subió las escaleras para llegar a la habitación de Aniya a pesar de que Alaric intentaba detenerla.
—¡Joven! —Valerie abrió la puerta del dormitorio con un golpe y se detuvo justo ahí. Aniya no estaba en la habitación. Todo estaba impecable, como si ni siquiera hubiera estado allí para nada.
Valerie sacó su teléfono del bolsillo del pantalón y marcó su número —Si estás con Lisa entonces estoy hecha contigo, Aniya —murmuró y oyó el teléfono de Aniya sonar a distancia.