Una enfermera les pidió que la siguieran a la oficina del Dr. Sanders. Estaban aquí para hablar con el cirujano y para ello, necesitaban mostrarle los últimos informes de Abigail.
Por insistencia del médico, también habían traído a Abi.
—¿Tienen un zoológico? —preguntó Marissa, quien estaba haciendo su mejor esfuerzo para no mostrar la preocupación en su rostro.
—No, cariño. Es un hospital —le dijo y tomó la mano de su hija en las suyas frías.
—¡Papá! ¡Mamá está muy fría! —Ella tomó la mano de Marissa en sus pequeñitas. Rafael sostuvo la otra mano de Marissa y la besó.
—Oye, amor —la miró a la cara preocupado—, ¿estás bien?
Marissa asintió nerviosa. Ella quería salir corriendo de ese edificio.
—Estoy bien. Es solo que… aún no estoy lista para todo esto… —se rió, y Rafael la atrajo hacia él, presionando un beso en su cabeza.