—¿Ya regresó Rafael? —preguntó Sarah a Valerie cuando fue a recogerla del Palacio Blanco.
—¡Hmm! —Valerie se abrochó el cinturón y se recostó en el asiento. Estaba demasiado cansada para hablar.
El regreso de Rafael no fue menos que un milagro.
—Bueno, felicidades amiga —Sarah avanzó y tomó sus manos que estaban sobre su regazo—. Supongo que ahora eres un pájaro libre.
—Puede que esté libre de esta acusación. Pero necesito encontrarme con Nina una vez y darle una bofetada fuerte en toda la cara —Valerie giró un poco la cabeza y miró a Sarah que estaba arrancando el motor del coche.
—Es una mujer mayor, Val. Vamos. Déjalo pasar. Dales un respiro —Sarah estaba completamente entretenida.
Valerie empezó a sacudir la cabeza. ¿Déjalo pasar? ¿En serio?
—¡Cuéntame! ¿Estaba feliz tu hermana? —Sarah le preguntó y Valerie no sabía cómo responder. El esposo de Marissa había regresado pero sin ningún recuerdo.