Koa ponía caras mientras escuchaba la conferencia que le daba Talia —Debes tener cuidado con mi hermana —le advirtió al muchacho que tenía la misma edad que Mala.
—Tom te hizo un favor y te perdonó, la próxima vez que te portes mal con mi hermana, ¡te mataré, Koa! Incluso le dio un puñetazo en el pecho.
Koa empezó a frotarse esa parte con el ceño fruncido.
—No me estaba portando mal. Estaba tratando de hacerle entrar en razón —dijo Koa.
—¿Agarrándola bruscamente? —ella rodó los ojos—. Entonces Tom hizo bien en hacerte entrar en razón. ¿Verdad?
—Intentó insultarme —se quejó Koa con un puchero, pero Talia no se lo creía. Ella amaba mucho a su hermana y no podía soportar que nadie la abusara o la manejara mal.
—Esta es la última vez que te advierto, Koa. ¿Quieres respeto? ¡Aprende a darlo primero! Gánatelo —ella se alejó después de darle su opinión.
Esta noche, planeaba hacer salsa de fresa con un poco de helado de vainilla. Si a Tom le gustaba, entonces quería hacerlo para él.