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Cuando Valerie aterrizó en el aeropuerto de Kanderton, tomó un taxi al palacio. Esperaba los mismos argumentos con los guardias, pero afortunadamente esta vez la condujeron al no tan grande estudio de Nina sin ningún inconveniente.
Este cuarto era por supuesto más pequeño que el estudio principal donde se llevaba a cabo la lectura del testamento, pero parecía ser suficiente para Nina.
—Señora —la sirvienta colocó la botella de agua con gas en la mesa junto con un vaso y Valerie sintió celos.
Marissa ahora estaba viviendo su sueño.
—¿Dónde está Marissa? —preguntó ella a la mujer con una sonrisa.
—En la oficina —respondió ella y salió del cuarto.
¿Marissa estaba en la oficina? ¿Para qué?
Se recostó en la silla mientras esperaba a Nina.
—Vaya, has vuelto, Valerie —Valerie permaneció en la misma posición cuando Nina se acercó a ella—. Te dije que no intentaras verme otra vez.