—Lo siento. Cometí un error. Por favor, perdóname —Nina lloraba desconsoladamente. Su voz temblaba mientras sollozaba sin control. Marissa no sabía cómo reaccionar. En ese momento, no podía decidir si eran lágrimas reales o solo de cocodrilo.
Nina no podía estar realmente arrepentida, pero esta noche no intentaba manipular la situación.
Siendo Nina Sinclair, esta debe ser la primera vez que no usaba su derecho a entrar en su casa. Esta vez no cruzó límites, quizás sea la primera vez que no se abría paso en la vida en sus propios términos.
Esta vez no se usó la fuerza, no se mostraron comportamientos de derecho propio.
—Nina —dijo Marissa suavemente pero con firmeza—, necesito que te vayas.
—No hasta que me perdones, Valerie —Sophie, que estaba detrás de Marissa, soltó una risa sarcástica, cruzando los brazos con aire de disgusto.