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Por lo general, nada emocionaba a Kate acerca de ir a la oficina, pero esa mañana era diferente.
John Harris le había pedido que le informara cuando Marissa llegara a la oficina.
Puede que no la arresten oficialmente, pero si ella no colaboraba, podrían tener que obligarla a hablar con ellos.
—¿Qué planeas hacer? —Amir le preguntó, con la mirada desviada hacia el enorme edificio de las oficinas de Industrias MSin.
Él estaba allí para dejar a Kate y ahora estaban sentados en el coche.
—Necesito enfrentarme a Marissa, hoy —dijo ella pensativa—. ¿Puedes contactar a algunas de tus fuentes influyentes o amigos y pedirles el número de contacto de la señora Sinclair?
Amir consideró su solicitud por un momento. Tenía amigos que pertenecían a familias buenas y acomodadas, pero ninguno de ellos era lo suficientemente influyente como para tener el número de contacto de la esposa de Rafael Sinclair.