Necesitaba controlar sus emociones.
TENÍA que controlar sus emociones.
Apoyando sus palmas en su duro pecho, le dio un ligero empujón.
Siendo un caballero, él captó la indirecta y mantuvo distancia retrocediendo sus pasos.
Se limpió la cara e intentó sonreír. —Lo siento... por esto —señaló hacia el frente de su camisa blanca que ahora estaba empapada con sus lágrimas—. Lo arruiné.
—Oh —su barbilla tocó su pecho y sonrió con sarcasmo—, eso no es problema.
—Entonces supongo... que todo está bien y... debería irme... —Empezó a girarse y estaba a punto de chocar su hombro con la pared de cristal cuando él fue rápido en colocar su mano para mantenerla segura.
—Cuidado, señorita Aaron...
Marissa quería transformarse en un insecto y salir de allí arrastrándose. ¿Por qué estaba siendo tan torpe a su alrededor?
Como que sí. Ahora, él podía verla, y su ceguera le había dado confianza antes. Pero hoy simplemente lo estaba echando todo a perder...