Patricio Planea, aprender todo lo que esos dos maleantes a los que ahora les tiene afecto le quieran enseñar, nunca más volverá a ser presa fácil de alguien.
Patricio ha adoptado una rutina todas las mañanas se levanta muy temprano y sale a trotar durante una hora para luego realizar una rutina de ejercicios que el Uruguayo le ha enseñado. No importa el lugar donde esté.
«EL ESCRITOR» es un hombre muy disciplinado, además de que tiene en su mente una obsesión. Montserrat Walton. Le pagará el haber trastornado su vida y esa idea fija en su mente no le permitirá darse por vencido.
…
En el hotel
Lukas tomó a Sarah en sus brazos y la alzó estilo princesa. Ella se embriagó con la fragancia única de ese encantador hombre, cruzó las manos a través de su cuello, sus labios se atraían como imanes. No supo el momento en que se pegaron, pero sí sabía que no deseaba que se separarán.
Al cruzar la puerta del Penthouse, la temperatura de sus cuerpos y los deseos se incrementaron. La razón no es partícipe del fuego que crece en su interior.
Sarah está frente al hombre que ama desde niña y en lo único que piensa es que hoy estará en sus brazos, en su cama y entre sus piernas. Sí, mañana la trata como una más de las mujeres con la que ha compartido unas horas. No le importa, ya que lo vivido nadie se lo quitará.
Ella es una mujer inteligente y segura de sí, pero quien no se ha rendido ante el amor. Así que simplemente se deja llevar por esa pasión que ha reprimido por tantos años.
Lukas la baja con delicadeza, le ayuda a retirar su abrigo y luego besa sus hombros. Su piel es tersa y suave. Ella siente cómo una corriente atraviesa su espina dorsal, siente la necesidad de devorarlo. Por lo tanto, se apodera de sus labios y comienza a ayudarlo a desvestir.
—¿Estás segura? —pregunta el Piloto.
Sarah se acerca deslizando sus manos por su abdomen hasta llegar a su entrepierna, acariciándola por encima de su ropa. Esa es suficiente respuesta para Lukas, que siente su hombría aprisionada dentro de su ropa.
Sus prendas desaparecen en segundos, dejando expuestos sus cuerpos desnudos, aclamando por atención.
La toma en sus brazos y la lleva a la cama recostándola, delinea un camino de besos húmedos desde su boca, pasando por sus senos, acaricia esos picos firmes y erguidos, continúa con su camino hasta llegar a aquella parte sensible y oculta que lo llama.
Adentra su lengua jugando, la siente estremecer y gimotear, mientras sus piernas tiemblan. La humedad que destila el centro de la castaña, lo tiene fascinado, siente la necesidad de hundirse.
—¡Eres exquisita mujer! —exclama Lukas.
Sarah siente que ha alcanzado la gloria, es su primera vez, lo mejor con el hombre que ama, quien es experto en la cama y ha despertado cada uno de sus instintos sexuales.
Lukas se sube sobre el cuerpo de la bella mujer sin desatender sus bellas montañas, posiciona su miembro frente a la pequeña cavidad que le pide ingresar. Intenta entrar de una sola estocada, pero siente una barrera que se lo impide. Frunce su ceño y sus ansias se acrecientan, así que la besa con delicadeza y maestría, haciendo que se relaje mientras va avanzando.
Cuando por fin ha logrado adentrarse por completo, continúa brindándole caricias que hacen por inercia que sus caderas dancen al compás de sus corazones acelerados.
Sarah le acaricia la espalda. Cuando siente que no puede controlar las sensaciones, le entierra sus uñas en los brazos y con suaves mordiscos en los hombros de Lukas trata de apaciguar los gritos de placer.
Él sigue moviéndose, deleitándose con cada gimoteo, llevándola al cielo, tatuando cada caricia en su piel. Cada nueva sensación que descubre y quiere recordar por el resto de sus días.
La noche y esa recámara fueron testigos de la pasión descontrolada de dos cuerpos que solo deseaban fundirse y ser uno solo.
Al día siguiente, sobre el mediodía, Sarah despierta con una bella sonrisa, se pellizca para ver si está soñando y si es así, quiere que no la despierten, pero la voz ronca del Piloto la trae devuelta.
—Ahora no tienes más remedio que responder por tus acciones y asumir tu responsabilidad, ¡ya que has robado mi virginidad! —pronuncia Lukas, en medio de una sonrisa ladina. Mientras roza sus manos por la piel sedosa y tersa de la castaña.
—¡Eres un completo mentiroso! La virgen, aquí fui yo porque tú eres demasiado recorrido.
—En ese caso debo responder, por lo que he hecho —se acerca deslizando sus manos por su columna vertebral—. Déjame decirte que llevaba casi un año en abstinencia, estaba a punto de volverme célibe —ella gira y lo observa directamente a los ojos. Ese hombre es divino, solo en sus sueños pensó en tenerlo de esa manera, junto a su cuerpo desnudo y explorándolo.
—Señor Scott, ¿qué es lo que pretende realmente de mí? Porque le aseguro que no debe sentirse responsable por nada, soy una mujer grande, la cual ha disfrutado cada caricia, cada beso y cada instante de placer que me ha brindado. No puedo negar que deseo repetir. Pero como mujer que vale mucho, no estoy dispuesta a ser usada para calmar sus ansías.
—Se te olvida que te conozco desde que eras una pequeña niña desabrida y berrinchuda — Sarah le da un pequeño golpe en el brazo, mientras él se acomoda sobre su cuerpo—. Vas a negar que solo querías estar cerca de tu abuela, llamando la atención…
A la memoria de Sarah vienen aquellos recuerdos que había guardado en un lugar muy profundo de su ser.
...
Inicio Flashback —Eli, muévete, que se hace tarde, necesito llegar a la oficina temprano. Estos días debes utilizar la ruta del colegio, es la semana de la moda y la jefa estará encima. Lo único bueno es que tu abuela estará cerca —menciona el padre de Sarah.
—Papi, pero no me gusta tomar el autobús, tarda mucho en el recorrido. Mami, ¿me puedes recoger? —pregunta la niña en medio de un puchero. Ella niega con su cabeza.
—Nena, deja esa carita, te prometo pasar por ti, puede que tarde unos minutos más, pero estaré allí —Sarah sonríe y se lanza a los brazos de su padre abrazándolo.
—Gracias, papi, te amo —Su madre rueda los ojos, sabe que su hija siempre se sale con la suya.
…
A la salida del colegio, Sarah espera a su padre para que la recoja. Pasa una hora y él aún no aparece, pero recuerda que le dijo que tardaría algo más de tiempo, por lo tanto, espera alrededor de otra hora, así que decide llamarlo. Su teléfono se va al buzón, lo mismo pasa con el de su madre, entonces llama a su abuela, pero quien le contesta es la jefa de ella.
—Aló, abuelita
—¿Sarah? —pregunta Gaby.
—Sí, con quién habló.
—Soy la jefa de tu padre y abuela. ¿Dónde estás pequeña?
—Señora Gabriela, hola, estoy esperando a mi papi en el colegio, que aún no llega —ella no sabe cómo decirle a la pequeña que sus padres tuvieron un accidente, han muerto y ya no los volverá a ver. Su abuela sufrió un desmayo por la impresión de perder a su hijo.
—Sarah, tu abuelita en este momento no puede ir, pero ya voy por ti.
—Gracias.
Ella la recogió y la llevó al hospital donde estaba su abuela, quien al verla se dio cuenta de que no se podía desmoronar. Esa pequeña que estaba en frente la necesitaba, ella acababa de perder a sus padres.
—Ven, mi amor —le dice Amalia. Ella es una mujer mayor de 65 años, tez blanca, ojos cafés, cabello plateado por los años. Viste elegantemente, ya que por más de tres décadas trabajó para una de las mejores diseñadoras de joyas a nivel mundial. «FLOR INÉS VILLAMIZAR», donde comenzó como asistente y llegó a ser la vicepresidenta. Luego continuó trabajando para la hija de ella, Gabriela Anderson.
—¿Abuelita, por qué estás aquí? ¿Por qué has llorado? ¿Dónde están mi papi y mi mami? —pregunta Sarah. Temiendo la respuesta, algo en su corazón le dice que las cosas no están bien.
—Mi amor, tus papitos se han ido al cielo —Amalia abraza a su nieta tratando de calmar su dolor.
—Eso no puede ser. La niña se suelta de sus brazos y corre. Gaby la alcanza y la abraza fuertemente.
—Sarah, pequeña, Dios quiso llevarlos a su lado y sé que te duele… Pero aquí están tus abuelos que te aman y te necesitan —le dice Gaby conmocionada por la situación.
—¿Pero por qué ellos? Señora Gabriela —llora Sarah desconsolada.
—No lo sé, princesa, pero de ahora en adelante, soy tu madrina y estaré a tu lado —ella asiente, mientras llega su abuela y se aferra a la pequeña prometiéndole que nunca estará sola.
Días después del sepelio de sus padres, fue a vivir con su abuela a Inglaterra, donde conoció al resto de la familia de su madrina, entre ellos a Lukas.
Fin Flashback.
Los ojos de Sarah se humedecen, dejando rodar pequeñas lágrimas al recordar ese día. Ella trata de disimular girando su rostro, pero es imposible que Lukas no vea su dolor.
—Perdona, por hacerte llorar, al recordar esos días —menciona mientras la besa, secando sus lágrimas con sus labios.
—Nunca pensé que esa mañana sería la última que vería a mis padres… Los extraño.
—Lo siento, pero ahora me tienes a mí, ¡de quién tienes que hacerte cargo por haber roto mi celibato! —Las palabras de Lukas, le vuelven a recordar que tiene una discusión pendiente.
—Pero no entiendes que no tienes que jugar conmigo y hacerte la víctima, ya que no tienes ningún compromiso. Como te dije, soy una mujer adulta y esto que pasó lo deseaba hace mucho tiempo.
—¡Ah! Reconoces que me sedujiste, que robaste mi celibato y ahora te quieres deshacer de mí. Además, señorita Sarah Eliara, si eres una mujer adulta… Dime, te estás cuidando—. Ella abre los ojos enormemente al recordar que se la han pasado como conejos y que él no utilizó protección.
—Puedo pedir en la farmacia la pastilla del día después.
—Ni se te ocurra… Entiende que te quiero para que calientes cada noche mi cama, para poder sentir tu cuerpo sobre el mío … —En ese momento es interrumpido por Sarah.
—Alto vaquero, creo que estás corriendo demasiado. Es cierto que desde que te vi me idiotizaste…
…
… En Alemania.
—¿Hiciste lo que te pedí?…