Cabalgábamos a todo lo que podíamos, la lluvia caía sin cesar sobre nuestro cuerpos, el barro del camino dificultaba un poco el andar del caballo, pero ni aun así nos detuvimos, faltaba poco para llegar a la puerta oeste de Dublín.
Tenia miedo de lo que haya pasada, venir hasta acá nos tomo tres días de viajes, y mi cuerpo aun no se recuperaba del todo, el unico consuelo que tenia era que al menos mi mente estaba más tranquila con respecto al cansancio provocado por el mayus, porque tranquilidad de verdad no pude tener. Helen podría estar dentro de una celda en este momento para ser juzgada por ser parte de la rebelión, solo le pide Morrigan que este bien.
-Muchacho estamos por llegar, si lo que nos dijiste es cierto, tengo que pedirte una sola cosa, contrólate, si las cosas están mal ya veremos como solucionarlas, pero no hagas algo estúpido, ¿me entendiste?
-Si Will, no hare nada estúpido...
Todos se pararon en seco cuando llegamos a las puertas de Dublín, las miradas de los demás eran de horror, yo aun no veía que sucedía por estar detrás de Lay en el caballo, así que me baje para poder mirar lo que estaba aconteciendo frente a mis ojos.
Dio unos pasos temblando pensando que todo esto era una mentira, el subidón de algo queriendo salir por mi garganta se detuvo por el fuerte nudo que sentí en el pecho.
-No, esto no es cierto...
Los guardias que estaban en la entrada ni siquiera eran capaces de mirarme, de hecho lo evitaban a toda costa como si estuvieran avergonzados.
-Gran... no hagas nada... - decía Will con la voz temblorosa.
Sobre las puertas habian cinco personas colgadas, llenas de heridas por lo que las torturaron antes de ahorcarlos. Tres hombres colgados y dos mujeres, reconocía a cada uno de los colgados, la mayoría los vi, en la taberna el trébol verde, la pareja de bailarines que vi la primera vez al entrar al bar, ahora yacían ahí colgados muertos, al hombre le habian ampliado la boca y sacado los ojos, a la mujer le faltaba una pierna, y tenia un montón de apuñalamientos en zona que no la matarían en el acto.
Los otros dos hombres eran un muchacho que hacia aseo en el bar, nunca hable con él, era algo tímido, pero era buena persona, al lado de él yacía el gnomo, el dueño del bar colgado totalmente desnudo, lleno de tajos.
Al medio de todos, ella estaba ahí, mi Hel, aun con los ojos abiertos sin vidas, colgando con su cuerpo inerte, su ropa estaba algo rasgada llena de sangre, a ella también la habian torturado antes de matarla, en ninguno de su manos habia un dedo, así que suponía que se los habian cortado uno por uno.
Yo simplemente me deje caer de rodillas, estaba destrozado por ver a mi Hel muerta, yo... si hubiera estado aquí esto nunca hubiera sucedido, yo soy el culpable de esto, yo... No.
Me levante, un escalofrío junto a una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, no se muy bien que sucedió, pero todos me miraron de golpe, tampoco me di cuenta de en que momento tenia mi daga en la mano, comencé a acercarme lentamente hacia los guardias, ellos desenvainaron sus espadas temblando, ellos veían en mi a alguien que habia perdido la razón.
-Sir... Sir Gran, guarde el arma. - Vocifero uno de los guardias temblando, pero yo seguí yendo hacia ellos.
-Gran muchacho, se que esto luce como el demonio, pero detente hijo, piensa lo que vas hacer.
Otra descargar recorrió mi cuerpo, pero ahora lo veía, era mi mayus que me rodeaba con un aura negra, oscura, como cada uno de los pensamientos que me asaltaban a la cabeza.
Ya cuando estaba cerco de ellos iba atacarlos, tome impulso, pero antes de que pudiera ser algo, alguien me embistió por la espalda tirándonos al suelo.
-¡¡Lay suéltame, voy a matarlos, déjame matarlos, quiero asesinarlos, voy a acabar con todos los que tengan que ver con esta mierda, suéltame Lay te lo pido... los voy a matar, bañare cada callejón con su sangre, malditos desgraciados, los llevare directo al infierno, Lay suéltame por una puta vez, es una orden!!
Lay se quedo helada al oírme, ella dejo de aplicar fuerza en mi para detenerme, pero esa duda que tuvo solo duro un segundo, hasta que nuevamente se aferro con fuerza a mi.
-Perdóname, pero rechazo tu orden, si te dejo hacer lo que quieres te mataran a ti Gran.
-No me importa Lay, quiero vengarme. - Dije riéndome.
Mi mente se habia quebrado, me reía como un maniático mientras veía aun a los guardias con intenciones asesinas.
-Muchacho...
Willfest se acerco a los guardias con desdén, agarro a uno por el cuello de la armadura.
-Bájenla ahora.
-Señor Willfest no podemos, ordenes de Lord Irish de que los traidores se exhiban colgados, para que...
-Traidores, los únicas putas traidoras son ustedes, que vinieron a una tierra que no les pertenece, que su Dios les permite tomar estas tierras, que me mamen la verga, malditos idiotas sin cerebro, solo son unos estúpidos guardias que no les dio para más... Lay suéltame para matar a esas mierdas.
-No Gran, no voy hacerlo.
Comencé a ocupar de apoco el mayus, para que Lay me soltara.
Willfest agarro con fuerza al guardia.
-Escúchame Piers, si no bajas el cuerpo de Helen Fress ahora, te aseguro que mi Señor, los va abrir sacando sus intestinos uno por uno. - Dijo Will mirándome.
El otro guardia miro a Piers y le asintió para que bajaran el cuerpo de Hel.
-Gran se que estas ocupando eso en este momento, la oscuridad en tu corazón te envuelve, te prometo que todo estará bien, yo no voy a dejarte solo, mírame te lo suplico.
Mire a los ojos a Lay el cual estaba llorando, me abrazaba con fuerza, a ese abrazo se sumo Roja y luego Roy, que me contenía, mientras Willfest se encargaba de recibir el cuerpo de Helen.
El mayus se habia ido, yo no me podía mover porque todos me abrazaban, así que grite lo más fuerte que podía, cada uno de mis amigos intentaba contener sus expresiones, ya que, mi grito los desgarro a todos, ese fue el momento que yo morí en vida, el momento en que todo murió dentro de mi, me perdí en mi mente rota.
Al día siguiente, sin hacer mucho más partimos llevándonos el cadáver, me habian citado a hablar con Irish, pero solo partimos a nuestra mansión, los demás estaban preocupados, porque no hablaba, tampoco habia comido, solo caminaba con la mirada perdida.
Lo primero que hicimos al llegar a la mansión fue preparar el funeral de Hel.
Magnus habia salido con Mirian de la mansión para saludarnos alegremente, al final el no tenia idea de lo que habia sucedido en la capital, y menos de que le habian puesto recompensa a su cabeza.
Willfest se dedico a contarle lo sucedido, lo que lo horrorizo.
Magnus se acerco a mi, para darme el pésame, y esa fue la primera acción que hice, le di un puñetazo que le rompió la nariz, no dije nada más, ni una palabra, ni siquiera pude decir algo cuando enterré a Hel, simplemente me quede ahí frente a su tumba, eso se transformo en mi rutina en los próximos meses, despertar venir a la tumba de Hel, quedarme de pie ante ella sin hacer nada, casi no comía, casi no bebía.
Lay intentaba siempre hacer que hablara, pero no lo conseguía, yo estaba perdido, no quería seguir con vida, habia perdido a Hero cuando no le hice caso de entrar al bosque, me separe de ella para siempre, ahora que tenia una persona a la que al fin me habia gustado, pese no amado, pense que podría vivir en paz, pense que con el tiempo me enamoraría de esta mujer, que ahora yacía muerta frente a mi en esta fría tumba, a veces me acostaba sobre la tumba intentando sentir el calor, que alguna vez me hizo sentir, pero que nunca más iba a volver a sentir por ella.
Incluso me quedaba sobre la tumba los días que llovía, todos intentaba animarme, pero nadie lo conseguía, Will se dedico a reparar la mansión con el dinero que nos dieron, además que gestionaba el dinero, a veces los escuchaba hablar de que iban hacer si no podían hacer que volviera a la normalidad, pero Lay siempre era la que se enojaba y los hacia callarse diciendo que en cualquier momento yo volvería a la normalidad entrando por la puerta de la mansión como si nada hubiera pasado, creo que a estas alturas era la única que lo creía.
Me habia crecido barba, algo desaliñada, estaba sentado sobre una silla frente a la tumba de Lay, se que habia llegado una persona a la mansión, luego me dijeron que me habia llegado una carta, el cual no tenia remitente, pero como habia hecho con todo durante estos dos meses lo ignore.