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Chapter 114 - Las cadenas de un amor

-El muchacho gano... esto si no me lo espere.

-¿No fue algo raro Señor Willfest?, siempre estuvo a la defensiva, Lay no le permitía nada más, pero al final cambio, es raro decirlo, pero fue casi como ver a otra persona, su movimiento fue preciso.

-Si tienes razón Amelia, además cuando le enseñe a desarmar a Gran no pudo hacerlo ninguna vez bien, y ahora hizo un desarme perfecto.

Lay después de unos segundos sin entender lo que sucedía también me abrazo.

-Ya termino el duelo Lay.

-Perdí... contra ti...

Sonreí un poco.

-Eso parece.

Willfest y Roja se acercaron hacia nosotros bastante asombrados por mi victoria.

-Nada mal muchacho, te falta mucho eso sí, pero nada mal... buen trabajo Lay, pero necesito que entiendan algo los dos, tú Gran ganaste no te quitare el merito, pero solo fue porque Lay no ocupaba una espada con la que estaba acostumbrada, en un duelo estarías acabado, y Lay perdiste por cegarte, tendremos que trabajar en eso.

-Discrepo padre... al menos con lo de Gran, como dices si fuera un duelo tienes la razón, pero en la guerra es distinto y eso lo sabes, ahí no siempre contaras con tu propia arma, fácilmente te pueden desarmar, o se puede romper y tendrás que tomar otra arma para sobrevivir, él hizo bien.

Debía admitir que me gustaba recibir elogios de Lay, no es mucho de hacerlo por lo menos en lo que se refiere a combatir.

-Tienes razón en eso Lay, pero tu espada es algo que tienes que evitar perder a toda costa en el campo de batalla, sin ella estas muerto, tu estas acostumbrada a combatir con varias armas, pero no por eso eres experta en ello, tu maestría solo llega a la espada larga y a tu ira, en le resto probablemente seas la escudera con mas fallas que he visto, tienes un largo camino aun.

Si hubiera tenido que apostar, lo hubiera echo, estaba seguro que Lay iba a golpear a Willfest, pero no lo hizo, miraba con hostilidad a su padre, algo de lo que el se percato, pero había más en Willfest, era extraño miraba con desdén a su hija, estaba siendo demasiado duro con ella, a diferencia de Roja y yo.

-Es todo por hoy, seguiremos mañana, los entrenamientos que vienen serán duros, quiero prepararlo todo lo que pueda en dos días eso es el tiempo que nos queda antes de ir a la guerra, no mentiré esta todo en contra para ustedes dos, Gran y Roja, así que intentare enseñarle todo lo que pueda, ahora descansen.

Willfest se fue cansado lo que era extraño, estaba seguro que no era cansancio físico lo que tenia.

-Lay no dejes que te afecte lo que diga tu padre, estuviste grandiosa.

-¿Ocupaste eso no es así Gran?

-Exacto, lo ocupe se siente muy bien hacerlo, pero cuando dejo de ocupar el mayus me canso demasiado, eso me preocupa, no se si lo estoy haciendo bien... no quiero pasar desmayándome cuando lo mal utilice.

-Maldito tramposo, nada mal para un erudito.

Mire a los ojos a Lay, ella no se encontraba bien por mucho que estuviera sonriendo además me di cuenta que siempre luchaba con temor y no con odio que era lo que pensaba.

-Saben que los escucho a ambos no, al menos no me dejen afuera.

-No lo hacia Roja, solo prestaba la atencion en Lay.

-Si, como siempre lo haces, yo también soy tu escudera por si no te habías dado cuenta.

-Si tienes razón Roja.

Me acerque a Amelia y la abrece algo que no se espero, de hecho se quejo por unos segundos diciendo que no se refería a eso. En sus protestas que no estaba escuchando le guiñe el ojo a Lay y milagrosamente entendió. Ella se acerco y abrazo a Amelia por detrás.

Al inicio Roja protesto con más intensidad, pero a los segundo se calmo quedando cabis baja.

-Ustedes dos necesitan hablar, y ser sinceras. Roja estuviste estupenda hoy, lo digo en serio tu ataque me emociono, y Lay tu también lo estuviste, no dejes que lo que diga tu padre te afecte, el se equivoca, solo deja el miedo a un lado... Después hablamos nosotros.

Lay entendió de que miedo hablaba, el de ella, el que la atormentaba cada vez que luchaba, ella simplemente se limito a asentir.

-Las dejo, solucionen sus problemas.

Gran habia partido dejándome a solas con Lay, que aun continuaba abrazándome.

-Suéltame te lo pido.

-No quiero hacerlo Amelia, no deseo eso.

-Sigues siendo egoísta, acaso no piensa en mis pensamientos Lay, me dices que no puedes estar conmigo, y luego me abrazas, dime como se supone que debo entender eso.

Lay me abrazo con más fuerza.

-Yo... me cuesta mantener mi cabeza en orden cuando estoy cerca de ti, eso me da miedo, tú no sabes por lo que pase, si lo supieras me entenderías.

Con un fuerte ademán me libero del abrazo de Lay, la agarre fuertemente por los hombros y la sacudí molesta.

-Entonces dímelo de una puta vez, para poder entenderte idiota.

Sabia que mi carácter le molestaba de sobremanera a Lay, pero mi mente estaba tan confusa que no lograba enojarme con ella.

-Yo... fui violada cuando joven... no me hagas decir más te lo pido.

Lay ni siquiera me miraba a los ojos, pero no podía creer lo que estaba diciendo, o tal vez no quería creer que lo que me decía era cierto, me lastimaba pensar que le habian hecho esa atrocidad, y ahora tenia sentido porque me empujo con tanta violencia cuando yo intente tener relaciones con ella.

-Lay... no se... que decir, es horrible.

-Preferiría que no digas nada Roja, es por eso que no puedo estar contigo, yo arrastro eso, el hecho ser tú pareja seria arrastrarte a mi dolor, no quiero eso para ti, es horrible, porque lo unico que quiero es abrazarte, besarte... yo.

Lay tomo mi mano con fuerza y la llevo a su pecho donde estaba su corazón.

-Mi corazón late con mucha fuerza cuando estoy cerca de ti, tu olor hace que se me nuble el juicio, incluso me pongo nerviosa, esto es sofocante, deseo estar contigo, pero eso significa arrastrarte a mi mierda y por que te quiero no puedo hacerte eso.

Era abrumante pensar en todo lo que estaba pasando Lay, yo ahora me sentía una completa imbécil, en ningun momento me puse a pensar en lo que ella sentía, yo simplemente pensaba... que importa lo que pensaba.

Fui yo ahora la que agarro la mano de Lay y la lleve a mi corazón.

-Yo también me siento así Lay, a mi me gustabas desde que éramos niñas, creo que de hecho nunca me dejaste de gustar, no se si eso esta bien, o mal, pero así eran las cosas, cuando llegue a Dublín y me entere que Lay la sanguinaria estaba ahí, estaba muy contenta, dije no solo voy a poder cumplir mi sueño de ser un soldado, si no que podría estar con ella, y bueno apareció Gran, y al final terminamos haciendo de sus escuderas, lo que fue mucho mejor para mi... intentémoslos, no digo que tengamos que ser pareja ahora, pero al menos dejemos que nuestro cariño...

Lay no me dejo terminar lo que quería decir, ella acerco a mis labios con los suyos, dejándolos un poco separados de los míos, yo no pude aguantarme, me puse en puntas para alcanzar su sus labios, y nos besamos sin importar nada, disfrute todo lo que pude de su boca, pero me seguía dando mensajes opuestos.

-Lay, ves que me confundes me dices que no quieres estar conmigo, pero vienes y me beses, esa noche dormiste abrazada conmigo después de haberme hecho daño, estas sufriendo por no querer escuchar a tu corazón... tal vez suene egoísta lo que digo, pero es lo que creo

Lay se apoyaba en mi hombro hundiendo la cabeza algo sofocada.

-Porque lo que creo que es correcto y lo que siento difieren mucho Roja, es sofocante, que yo este contigo significa hacerte sufrir, por mi pasado y por mi padre, porque te aseguro que el no lo aceptara, aunque eso es lo de menos, pero créeme el pecho me quiere explotar.

Acariciaba la cabeza de Lay, estaba sufriendo en verdad, también habia pensado en la posibilidad que el Señor Willfest iba a estar en contra, de hecho estaba seguro de eso, a quien miento, estaba incluso segura de que nunca le interesaría a Lay, pero ahora que tenia la oportunidad no quería desperdiciarla.

-Si es por el que dirán, podemos salir a escondidas, eso no me molesta, y sobre tu pasado, tal vez pueda ayudarte de alguna manera, no se como, pero me gustaría intentarlo, solo dame una oportunidad Lay.

-Quiero decirte que si Roja...

-Amelia, dime Amelia, me gusta como se escucha cuando tu me llamas por nombre Lay.

-Amelia quiero decirte que si, pero no lo se, mira lo que te hice en una noche, incluso casi te golpeo, yo no puedo hacerte eso, me duele créeme, pero si te hiciera daño en verdad, no podría soportarlo.

-Que bueno entonces que también sea una escudera como tu para poder evitar esas situaciones... al menos piénsalo un poco, solo eso te pido.

Lay me miraba con mucho sufrimiento.

-Lo pensare... mañana te daré una respuesta, pero no te ilusiones Amelia.

-Si, pero quiero una cosa más ahora.

Volví a besar a Lay, su beso era muy tierno, muy distinto a cuando nos besamos en la cama, nuestras lenguas se acariciaban cariñosamente mientras mi respiración se agitaba aun más hasta que un ruido de algo cayéndose nos saco de esta ensoñación.

-Lay...Roja... pero ¿Qué están haciendo? - Dijo Mirian entre la sorpresa y el horror.