Me levante temprano, estaba algo inquieto y no quise despertar a Hel, pero mi despertar fue raro, habia jurado que escuche el sonido de espadas chocando, peor no habia nada cuando me levante, aun así cuando baje a la cocina vi a Lay que por lo visto también estaba despierta.
-¿Cómo estuvo tu noche Lay?
Mis palabras sobresaltaron un poco a la pensativa mujer que jugaba con una manzana en su mano.
-Gran... no tan buena como la tuya. - Dijo Lay sonriente.
No pude evitar sonrojarme.
-Se escucharon los gemidos de Hel ¿Cierto?
-Y los tuyos también Gran.
Me agarre el cuello dándome cuenta recién que tuvimos que haber importunados a todos por nuestro revolcón de anoche con mi novia.
-Disculpen por eso, intentare que no seamos tan ruidosos la próxima vez, no quiero molestarlos... ¿dime como resulto todo con Roja?
Lay se estiro dejando ver su ombligo, después le dio una mordida a la manzana.
-A mi no me molesta, así que por mi puedes ir sin cuidado, en parte si tu eres feliz yo igual. Sobre Roja, no paso mucho, cuando ella... ya sabes metió su mano en mi entrepierna, fue horrible tuve que recordar todo lo que me sucedió y le hice daño... Gran.
Me quede viéndola, ella se puso a llorar, preferí no insistir más con el tema, porque estaba dolida, me acerque a ella y la abrace, también pase de hablar de lo sucedió con Hel, porque no era necesario ahora cuando Lay estaba así.
-Ella me beso, eso se sintió muy bien, pero yo... no pude...
-Ya, ya, tranquila, no sigas... buscaremos la manera de solucionar tu problema, pero por ahora no pienses en ello, Lay.
-Gracias, Gran... por estar conmigo... a todo esto padre y Roy salieron a preparar el entrenamiento de hoy.
Le sonreí por lo bonito que me habia dicho, le di un beso en la frente, y nos quedamos abrazado todo el tiempo que ella necesito para llorar.
Como me pidió Will, estuve viendo el entrenamiento, Will se las arreglo para hacer espadas de madera, para ocuparlas, estuvo toda la mañana haciendo que Roy, Lay y Roja hicieran movimientos básicos con ella.
Con el que más estricto fue, era con Roja, la estaba obligando a aprender que bloqueara los ataques.
Aun así todos daban lo mejor sí, pero el que me sorprendió era Roy, estaba más concentrado que nunca, los movimientos que hacia no eran para nada innecesario, un estilo muy parecido al de su padre, creo que era la primera vez que me sentía obligado a verlo, nunca le habia tomado tanta atencion como ahora, no era que lo menospreciara ni nada, probablemente si tuviera que enfrentarlo el ganaría sin dudas, pero todo lo que hacia acaparaba la atencion de todos.
Lay como siempre si tenia que ver con la espada, olvidaba todo para centrarse en ello, no habia mucho que decir de ella, su estilo era unico y letal, de todos a la que menos me gustaria enfrentar en un combate real, y con las que menos oportunidad veía de ganar, hasta contra Willfest me sentía más confiado, y pese a que Lay dijo que ella ya habia superado a su padre una vez, no creo que le podría ganar en mi opinión, pero su estilo era algo que me podría complicar muy fácilmente.
-Hoy practicaremos movimientos básicos, ataque y sobre todo defensa en tu caso Roja, Roy esas rocas que deje amarradas a una cuerda, quiero que te las amarres a los brazos, y hagas movimiento básico con ellas, y Lay, no tengo mucho que decirte, odio la manera en que peleas, pero eres buena en ello, pero aun no te acostumbras a una espada bastarda, te enseñare a ocuparla como debes, y luego veremos como llevarla a tu estilo de esgrima. ¿Me entendieron todos?
Todos contestaron con un fuerte si señor, llevaba un tiempo sin ver al estricto Willfest, pero era agradable, se veía más confiado.
-Una cosa más, mañana se nos unirá Sir Gran a entrenar, como saben Gran tiene planeado volverse el Justicar de Irlanda, y de momento solo nos tiene a nosotros, como ahora todos aqui les servimos, es nuestro deber que eso suceda, y eso nos llevara a la guerra, algunos de acá conoces lo que eso, otros no, pero en unos días los que no saben lo que es, lo sabrán en carne y hueso, es por eso que debo encargarme de quitarte esa debilidad que tienes Gran, o al menos volverte inmune a ella, tu aun tienes miedo de matar, y no te culpo por ello, eso te hace mucho mejor que la mierda que gobierna Irlanda en este momento, me refiero a Lord Irish.
Me acerque más a donde estaban todos, sin que Helen me soltara el brazo, acto que a Roy no le parecía bien, probablemente seguía molesto porque no lo dejamos dormir anoche.
-No se como responderte Will, pero estare a tu cuidado, eso es seguro.
-Podrías haber respondido mejor, pero me conformare con eso por ahora. A Roy le tengo encomendado un entrenamiento especial, así que no lo verán muy seguido en estos días, y mañana Roja tu te enfrentaras a mi y Lay te enfrentaras a Gran.
Eso no me lo habia esperado, tanto Lay como yo nos miramos un poco asustados, porque realmente ninguno quería enfrentarse al otro.
A diferencia de nosotros Roja se veía emocionada.
-Willfest, no deseo enfrentarme a Lay, yo no podría...
-Pero lo harás, escúchenme bien, ustedes dos son muy unidos, nunca he visto a dos idiotas que sabe lo que el otro quiere sin tener que decirlo, pero imagínense si logran llevar eso al campo de batalla, si eso fuera así Lay nunca hubiera recibido ese hachazo en su estomago, es por eso que deben aprender de ustedes mismos, y ustedes dos en sus estilos son el peor contrincante para cada uno. El estilo pragmático y lleno de odio de Lay es como una espada maldita que nunca se detiene, y el extraño estilo de Gran es algo que Lay por mucho entrenamiento que tenga no puede saber que harás. ¿Saben por qué sucede eso?, les pregunto a ustedes dos.
-Porque estoy acostumbrada a pelear con lo que conosco, y los estilos que he visto en mi vida. Padre.
-Ni de cerca hija, ¿tú Gran?
-Yo... no lo sé... es por que Lay hace lo que le dicen, ¿no es así?
Lay me miro sin comprenderme, pero después miro aun mas confundida a su padre.
-Correcto Gran, Lay es una espada afilada que aprendió a base de ordenes sin rechistar, en parte eso es mi culpa, es por eso que tienes que empezar a luchar fuera de su zona de confort para seguir creciendo, y, aunque, no les agrade, Magnus se dio cuenta de eso, es por eso que le hizo una espada bastarda a Lay, y no una larga como la que acostumbrada ocupar, ahora que puedes decirme de ti Gran, no as contestado la pregunta de lo que corresponde at ti.
-Ante eso no tengo idea Will.
-No puedo creer que sin saberlo hayas enfrentado a dos Sir y salido con vida, tu imaginación es tu arma más fuerte, eres un puto dolor de muelas Gran, cuesta leerte, cuando haces cosas fuera de lugar, siempre se te ocurren ridiculeces en medio de un combate que te funcionan, por ejemplo ninguno idiota que se tenga algo de amor iría directo a un ataque, pero tu lo hiciste intentando cortarme el tendón de la mano para acabar conmigo, si no hubieran sido por tus hombros que me dijeron lo que querías hacer lo hubieras conseguido. Contra Arthur fuiste derecho a su ataque cuando viste que te iba a matar para bloquearla con esa horripilante mascara que protege tu mentón. Y ni hablemos de cuando ocupas tú daga junto con los puñales, eres un puto incordio, es por eso que Arthur te reconoció, lo dejaste con una herida que nunca olvidara, y no me refiero al ojo, sino que apuñalaste su ego.
Helen me miraba dulcemente, mientras yo no podía creer lo que Willfest me decía, básicamente que me estaba reconociendo.
-No se de que te sorprendes cariño, hiciste que alguien como Arthur, un desgraciado reconocido incluso por mi pueblo se rindiera.
-Tú mujer tiene razón Gran, eres bueno, es hora que te acostumbres a eso, pero que no se te suba a la cabeza, por mucho que le hayas ganado a esos tipos, es sobre todo porque te subestimaron, ahora ya nadie lo hará, eso tenlo por seguro.
-Vaya, hasta Willfest ya me reconoce como tú mujer, tendrás que hacerte cargo.
-Por su puesto Helen.
Le di un tierno beso a Hel, uno que fue muy bien recibido. Camine hacia Willfest, y me arrodille, algo que no se espero.
-Gran un señor nunca debe arrodillarse a uno de sus plebeyos.
-No me arrodillo ante un plebeyo, si no hacia un amigo, un maestro, Will se que nunca te respete como tal, eso no es un secreto, pero... yo... mi entrenador, el que me enseño ocupar la daga, siempre me considero un inepto, las únicas personas que tuvieron fe en mi fue mi padre y Hero, yo no podía respetarte debido a que en mi mente te veía igual que mi antiguo entrenador, pero estaba equivocado.
Will me dio su mano para ayudarme a levantarme.
-Tranquilo no es algo que me molestara... mucho... a quien miento siempre quería golpearte por eso, pero ahora las cosas son distintas.
Nuevamente escuche el sonido de un metal chocando, pero ahora me habia dado muy mala espina, provenía del bosque hacia al sur.
-¿Qué sucede Gran? - Pregunto Willfest al verme que me gire abruptamente hacia el sonido.
-¿No lo escuchas?
-¿Escuchar qué Gran?
El choque de espadas seguía sonando, pero no era el unico que escuchaba Lay también lo hacia, pero éramos los únicos en hacerlo, el resto me miraban sin entender nada.
-Lay tráeme mi armadura y tu ponte la tuya, luego sígueme, Willfest tengo un mal presentimiento, quédate acá, defienda la casa, cuida de mi Hel.
Rápidamente Lay volvio con su armadura puesta y me ayudo a ponerme la mía, junto con mis armas, los demás no entendía nada, y Willfest insistía en acompañarme, pero no se lo permití, algo me llamaba al bosque, y se que no tenia que llevar a Will.