Ya era de noche, la mansión era muy helada, así que prendimos la chimenea que por suerte aun servía, yo tuve que pensar en muchas cosas sobre lo que le sucedió a mi "casa", lo peor es que ni siquiera sabia porque me molestaba tanto, si ni los conocía, pero me afectaba.
Decidí no pensar más sobre el asunto, además Hel ya quería irse a dormí conmigo, algo que estaba esperando hace un tiempo, pero antes tenia que ir a hablar con Lay de lo que sucedió y darle el remedio que le trajo Hel, para ayudarla a dormir.
Fue a la habitación donde ella iba a descansar que estaba al lado de la mía, ella insistió en tomar esa, a lo que no puse problema. Cuando entre, Lay estaba con el torso desnudo, ella estaba preparándose para dormir.
Siempre que la veía no podía evitar perderme en sus antiguas heridas, era algo doloroso de ver para mi.
-¿Acaso disfrutas la vista?, Gran.
-Sabes que no es ese el motivo por el que me quedo mirándote, pero tampoco voy a negar que hay ciertas apartes que disfruto de ver.
Lay me quedo mirándome con un rostro inexpresivo, hasta que se relajo y soltó una pequeña sonrisa.
-A veces se me olvida que eres hombre, pero me agradan tus estupideces.
-Auch, eso dolió, pero hablando enserio, no vuelvas a tocar a Hel, Lay.
Ella se puso un camisón para dormir, luego se sento y se quito los pantalones, por suerte el camisón era largo y le tapaba la parte de abajo.
-No voy a pedir disculpas por lo que hice, Gran, entiendo que estés enojado conmigo, pero no pienso perdonar lo que hizo.
-No te pido que lo hagas, solo te pido que no vuelvas a golpearla, casi le arrancas la cabeza Lay, al menos tuviste que medirte.
-No, hice lo que creo que tenia que hacer, ella...
-Lay, lo que te estoy pidiendo es que no vuelva a suceder, si pasa algo parecido dímelo a mi, y yo lo arreglare, no quiero discutir contigo, menos cuando la ultima vez que lo hicimos terminaste... ya sabes.
Lay tomo un largo suspiro.
-¿Enserio no me pides que me disculpe?
-No, lo que hizo Hel estuvo mal, y a mi parecer tu te pasaste, pero tu asunto es muy delicado, yo te comprendo.
Ella se resigno.
-Te prometo que no la volveré a golpearla.
-Gracias Lay, significa mucho para mi, ven dame un abrazo.
Ella se levanto y sin pensarlo lo hizo, el abrazo fue tierno, se notaba que tenia algo de miedo que estuviera enojado con ella, en el fondo lo estaba, pero no quería que volviera a suceder lo mismo que en la torre.
-Ten, bebe esto con algún té, lo hizo Helen para ti, para tu problema para dormir, veamos si funciona.
-Ahora si me siento algo culpable por haberla golpeado.
Le sonreí un poco.
-Roja entro a la habitación, como nos vio aun abrazados, pidió disculpa e intento retirarse a lo que yo la detuve.
-Lay, le pedí a Roja que te acompañara, como falta habitaciones, y puede que te ayude adormir.
Ahora yo sonreía de una manera maliciosa a lo que Lay me observaba como cachorro pidiendo que esto no sucediera.
Me acerque al oído de Lay para que solo ella me escuchara.
-Pensaba llevarte al prostíbulo, como venganza por haberme llevado a la casa de los placeres, pero creo que esto es más apropiado Lay, estamos a mano.
Me iba a retirar, pero lo impidió apretándome con tanta fuerza como para partirme.
-Esto no se va a quedar así, Gran. - Me dijo igualmente al oído mientras me daba un fuerte pisotón, que tuve que aguantar soltar un chilido de dolor para que Roja no escuchara.
-Bien... te esperare entonces Lay.
Ambos comenzamos a reírnos de manera retorcida, a lo que Roja nos miraba con cierto miedo.
Yo me retire de ahí sin antes guiñarle un ojo a Roja, en señal de que esta era su oportunidad con Lay, les di las buenas noches a ambas, y me fui donde mi querida Helen, a la habitación contigua.
Simplemente ver a Hel en la penumbra, solo iluminada con un par de velas me hizo agitar el corazón. Ella se habia cambiado de ropa, estaba ocupando unas telas traslucidas de color negro, que me dejaba verla en todo su esplendor mientras la delicada tela se acentuaba en la figura de Hel.
-No te quedes callado idiota di algo, ya es demasiado vergonzoso estar así.
-Hel... estas hermosa... no, eso seria quedarse corto.
Estaba agitado, mi respiración se habia alterado ante la situación y el dulce perfume a anís que emanaba de Hel me volvía loco. Acercándome logre apreciar que se habia puesto algo de maquillaje, algo que ella no solía hacer.
Ella estaba algo apenada, pero su rostro la delataba, ella quería hacerlo tanto como yo quería hacérselo.
-Iris... me presto estas ropas, incluso ella me ayudo a depilarme ahí abajo, pero deje gran parte del bello, como me dijiste que te gustaba... yo...
No aguante más, los labios de Hel brillaban como la miel, invitándome a probarlos, me acerque delicadamente a ella, para no parecer tan bruto, yo lo que realmente quería era romper sus ropajes para que cogiéramos como animales. Pero algo dentro de mi, me decía que no debía hacerlo, si no que fuera más lento.
Nuestro beso fue largo, lo que habia comenzado como algo tierno, en este punto se habia transformado en algo lascivo, ella ocupaba su lengua para jugar con la mía como si fuera un atrapa y pilla, era tan agradable que cada roce se sentía como una descarga de éxtasis que nos recorría de pies a cabezas, nuestras bocas estaban empapadas de nuestras salivas mezcladas.
La sensación del cuerpo de Gran sobre el mío, de su mano sobre mi pequeño pecho, sus dedos jugueteando en mis pezones me iba transportando a un lugar de ensoñación que solo daba paso al placer. Intentaba controlarme, pero no podía evitar que de mi boca comenzara a salir uno que otro gemido débil.
Gran aun seguía jugando sobre la ropa que me habia dado Iris, se sentía muy bien al roce dándome otro poquito de placer, estaba tan embobada, que no podía evitar dedicarle una sonrisa torpe a Gran, pero me satisfacía ver que a Gran le sucedía los mismo.
-Eres preciosa Helen, tú eres realmente hermosa.
El me volvía a besar apasionadamente, mientras lo hacia, yo deslizaba mi mano por debajo de sus pantalones buscando el pene que quería que me consintiera, comencé a jugar suavemente con él, algo que a Gran le estaba gustando, incluso llego a soltar un pequeño jadeo que me indicaba que estaba haciendo las cosas bien.
Cambie el ritmo con el que masturbaba a mi querido novio mientras el me agarro para cambiarnos de posición dejándome sentada encima de él buscando lamer mis pesones, su lengua que humedecía la tela provocaba pequeños espasmos al roce en mi. Se bajo los pantalones presiono mi espalda para quedar apegado a mi vagina con su pene, tanto el como yo comenzamos a movernos para sentir el dulce roce, cada vez que su pene pasaba por mis labios soltaba un gemido, que no podía evitar que saliera ya de mi boca, me estaba perdiendo en esto, y cada vez que Gran escuchaba un gemido salir de mi, se volvía un poco más agresivo.
-Hel, ya no puedo más, voy a...
-Espera, quiero hacer algo antes... la ultima vez me dolió un poco al inicio.
-Si adelante Hel...
Yo me eche para atrás, agarre nuevamente su verga, delicadamente, le daba pequeñas caricias, como si se tratara de alguien indefenso. Lleve mis manos sobre mi pelo, he improvise un pequeño tomate para que no me molestara, a lo que ya en este punto ya se habia imaginado lo que quería hacer, y por la cara que ponía lo esperaba ansioso.
Recordando lo que me enseño Iris, empecé por darle pequeños besitos a la cabeza del pene, cada vez que lo hacia, más y más aumentaba la respiración de Gran esperando a que me lo metiera a la boca, y yo tampoco podía más, quería saber que se sentía tener una pene dentro de mi boca, la curiosidad era más grande que yo, además, en este punto me sentía tan consumida por el placer, que si Gran me pidiera cualquier cosa probablemente aceptaría hacerlo.
Me metí la verga de Gran en la boca, fue hermoso ver el placer de Gran reflejado en su rostro, jugaba agresivamente con mi lengua sobre el pene, se sentía muy agradable la textura de la cabeza dentro de mi boca, estuve así por unos minutos hasta que Gran me tuvo que detener por la fuerza.
-Hel si sigues así... uff... carajo... me voy a correr.
Esas palabra me encantaron, como un hechizo de éxtasis que hubieran lanzado sobre mi, estuve besándolo unos minutos para que el se recuperara un poco, hasta que el me tiro contra la cama, sin ningun cuido, de un arranque de brutalidad de su parte, rasgo las telas con la que cubría mi vagina, puso su pene sobre mi clitoris lo que se sintió exquisito, hasta que bajo y comenzó a penetrarme.
Yo a este punto no podía aguantarme, no quería gemir, pero lo estaba haciendo sin detenerme, como si fuera una más de las chicas del burdel, pero a diferencia de ellas yo no estaba gimiendo por actuar, si no que los míos eran genuinos.
Me aferre fuertemente a Gran, incluso lo pase a rasguñar varias veces la espalda, y cada vez que lo hacia, Gran gomia al igual que yo, así que de tanto en tanto lo hacia intencionalmente, creo que a el le gustaba un poco de dolor tanto como a mí. Gran me estaba haciendo chupones por el cuello, mientras yo competía con el entre mordeduras y rasguños.
De apoco iba sintiendo como dentro de mi iba creciendo algo que quería estallar, sentía que me perdía en una muy agradable locura, en un punto Gran habia acercado dos dedos a mi boca, y ni siquiera me habia dado cuenta en que momento habia comenzado a chapárselos.
Gran con los mismos dedos que estaban cubiertos de mi saliva, empezó a estimular mi clitoris sin dejar de penetrarme con su verga, lo delicioso es que el no simplemente la metía y sacaba, si no que jugaba en la forma que lo hacia, a veces sentía como si dibujara un ocho dentro mío.
-Hel me estas apretando demasiado, estoy...
-Yo también Gran... solo hazlo dentro...
-Carajo...
A los pocos segundos que Gran eyaculo dentro de mi, tuve mi orgasmo, gemí tan fuerte que estaba seguro que todos me habian oído, pero estaba demasiado inhibida que no me importaba.
Mi cuerpo se retorcía aun en espasmos de placer, y Gran aun seguía penetrándome mientras iba bajando la intensidad.
-Te amo Gran...
El me miraba muy complacido, con algo de ternura, me dio un beso muy diferente a los que estábamos dándonos, un beso mucho más cariñoso, un beso que me decía te amo.