Era bastante temprano, no habia dormido muy bien, porque durante la noche Lay me habia dado una patada muy fuerte por su síndrome de piernas inquietas, al menos era la primera vez que sucedía esto o tal vez la segunda, ya no lo recordaba muy bien. Ella estaba apenada por lo sucedido, a lo que le dije que no se preocupara, además últimamente a Lay le habia dado por acariciarme la cabeza cuando nos íbamos a dormir, y eso me ayudaba a relajarme y quedarme dormido rápido.
Habia una niebla muy densa que me ponía nervioso, verla me recordaba todo el incidente desde que me hizo llegar a esta época. Cabalgábamos a ver mis nuevas tierras, y para mi suerte Felia le habia dado libre unos días a Helen, ella iba conmigo en el mismo caballo, me abrazaba fuertemente por el torso, algo que era muy agradable.
No pude evitar mirar a Lay y recordar como hace no mucho, el que necesitaba que lo llevaran en caballo por no saber montar era yo, hasta casi me veía detrás de Lay, donde ella me agarraba los brazos para que me sujetara firmemente de ella, al menos en poco tiempo podía ver mi crecimiento.
-Querida aprovechando nuestro viaje quería contarte un par de cosas, pero necesito que me prometas que nunca se lo contaras a nadie.
-No me gustan que me condicionen Gran, pero esta bien, lo prometo.
No pude evitar sonreír por las palabras de mi novia.
-La invitación de Vanessa Lancaster, era porque quería ofrecerme matrimonio.
-¿Qué? - grito ello.
-Créeme eso no es lo más loco de todo, obviamente me negué, le dije que salía contigo, pero no me ofreció matrimonio porque le gustaba, si no porque le era conveniente para ella, decía que conmigo podría tener su libertad lo que era raro, además sabia de mi apellido cosa que me frustra, porque parece que soy el unico idiota que no sabe de él.
Helen apoyo su cabeza sobre mi hombro, cerca de mi oído, para susurrarme
-Tu eres mío.
Esa palabra, fuera tortuosa escucharla, el motivo fue que no escuché a Helen decirlo, sino a Hero, esa frase era algo que siempre me decía, incluso cuando ella estaba en pareja.
Por suerte Helen no podía ver mi rostro, porque estaba seguro que en el se reflejaba mi angustia.
-Si Hel, soy tuyo.
A ella le había gustado mi respuesta, mientras me abrazaba para sujetarse me acaricia el pecho.
Yo me sentía un hipócrita, casi como si la estuviera engañando, y no solo a ella a Hero también.
-Hay más Hel, ya se porque a veces Iris se desaparece.
-Pero no te quedes callado, dímelo.
-¿Conoces a Anamaría de Wishes, o al menos te suena el nombre?
-Si claro que lo se, muchos de los clientes suelen hablar de ella últimamente, la deseada prometida de ese Lancaster, pero yo nunca la he visto.
-Si, el asunto es que Iris y Anamaría es la misma persona.
Ella había parado de acariciarme, me miraba como si le estuviera diciendo una especie de broma.
-Gran necesito explicaciones sobre eso.
-Nose que más contarte, aparte de lo que te acabo de contar, bueno es una Ninfómana, es por eso que decidió ser prostituta a escondidas. Segun sus propias palabras el placer que siente cuando folla es su libertad. Ahora te cuento esto, ya que, confío en ti Hel, así que no se te ocurra decirle ni una palabra de esto a nadie y menos vayas hablar directamente con Iris.
Ella había comenzado a darme pequeños golpes en la espalda, decía una que otra maldición por no haberse dado cuenta antes.
-Idiota, hubiera preferido que no me contarás, sabes lo que sucedería si se enteran que ella es la prometida de Lancaster, sería un desastre para el burdel y sobre todo para Felia, no no sabes, sería catastrófico.
-No pienso que fuera tan malo, imagínate la publicidad, el burdel que tenía de prostituta a la prometida de Lancaster, hasta yo pagaría por eso.
A Helen no le pareció nada mi chistosa broma, me dio un golpe en la nuca por ello.
-Tal vez me pase con la broma, pero no era necesario el golpe cariño.
-Tómale el peso por un segundo, le debo mucho a Felia, ella a sido muy buena conmigo y ahora tengo que quedarme callada con algo que podría destruir el lugar que tanto le costó tener.
Hel estaba realmente preocupado, tal vez hubiera sido mejor no decirle nada, pero ya era tarde, lo hecho, hecho está.
-Que frustrante pensé que Iris era mi amiga, al menos pudo compartir su secreto, estoy seguro que incluso Felia le ayudaría.
-Si llega a suceder algo Hel, prometo que las protegeré, a Felia y a Iris.
-Ahora me siento un poco celosa, Gran.
-Mujer no hay como contentarte.
Ella refunfuño un poco por mi comentario, aun así decidió cambiar de tema.
-¿Cómo te as sentido Gran de tu fatiga?
-Bastante bien, si no fuera por mi falta de sueño, creo que me sentiría genial.
-¿Problemas para dormir cariño?
-No, fue por el síndrome de pies inquietos de Lay.
-Síndrome de pies inquietos ¿Qué es eso?
Le expliqué a Helen que es un especie de trastorno que cuando la gente duerme suele mover sus piernas, a veces incluso suelen lanzar patadas, mientras la persona duerme.
A Helen le había parecido interesante el síndrome de Lay, supongo que le había dado algo que satisfacía su curiosidad como curandera.
-Si te encuentras mejor, no te gustaría hacerlo está noche, al fin.
No podía creer que unas simples palabras me habían puesto cachondo.
-Si quieres podemos decirles a los demás que tomaremos un descanso y podríamos perdernos un poco en el bosque nosotros dos solos, Hel.
Ella se reía muy complacida.
-Con que cara críticas a Iris con ser una Ninfómana, su cuando te ofrezco sexo, quieres hacerlo de inmediato.
-Eso no es justo, yo puedo controlarme.
Ella nuevamente se reía.
-Como cuando lo hiciste en el mesón dónde trabajo o cuando casi lo hacemos en la tinaja.
-Tal vez tengas razón, pero no era el único que se dejó llevar Hel.
-Bueno considera que Iris me enseñó cosas, tal vez me contagio algo de zorra. Dijo Hel mientras me mordía la oreja y pasaba su mano sobre mi entrepierna, que estaba erecta.
Yo me estaba dejando llevar, incluso el caballo sobre el que íbamos montados comenzó a desviarse, tuve que detener a Hel, porque si no iba a perder el juicio, y me iba a poner a follar con ella sobre el caballo, cosa que talvez a mi amigo que nos transportaba no le causaría mucha gracias.
-Gran deberíamos estar llegando en unas horas. - Grito Willfest.
-Oigan ustedes dos los que vamos detrás de ustedes, podemos ver todo el espectáculo, así que podrían controlarse un poco, y demostrar algo de decencia. - nos decía Roy molesto, aunque, creo que estaba celoso de que esas situaciones no le sucedieran a él.
-Déjalos ser felices Roy, mira todo lo que a tenido que pasar Gran hasta hora, déjalo que disfrute un poco.
-Roja nadie se había preocupado tanto por mi, te quiero.
Ella se sonrojo, yo esperaba el golpe de Hel, pero tuvo que haber habido un milagro, porque entendió que lo decía de manera amistosa.
-Si, pero no es necesario que me restrieguen sus momentos cariñosos, Roja.
-Pues mira para otro lado Roy, además, ya te tocará, aún eres joven ya tendrás tu momento, para poder hacer ese tipo de cosas.
-¿Por que me lo dices como si ya tuvieras experiencia en ello? Roja.
Ella no le respondió, si no que le guiño un ojo, le saco la lengua y aumento la velocidad con la que cabalgaba dejando a Roy atrás.
-Enserio soy el único que no a tenido su primera vez... Mierda eso es injusto.
No podía evitar reírme de la situación, también me había sorprendido al saber que Roja ya tenía experiencia, bueno no era algo difícil de creer realmente, el carácter de ella es de las típicas personas que no tienen miedo de hacer lo que quieren, sin importar si afectan a alguien o no.
-Gran que piensas de los niños, ¿me refiero a tener hijos?
-Que me gustaría tenerlos Helen, pero ya enserio, relájate un poco, está relación si está escalando demasiado rápido.
-Tonto, yo no soy como Iris, que puedes venirte dentro mío sin quedar embarazada, podría tomar algunas hiervas para prevenirlo, pero aún así no es seguro la eficiencia de eso.
-En ese caso podría intentar correrme afuera, pero aún así podría dejarte embaraza por el líquido preseminal, es difícil, pero no imposible.
-Ahora entiendes porque te lo pregunto.
-Si querida, entiendo, me haré responsable en ese caso, me hace ilusión ser padre, no te voy a mentir, pero me siento muy joven aún para hacerlo, dicho esto no pienso detenerme por eso.
Helen descansaba en mi espalda muy agusta, incluso a veces sentía como restregaba su rostro en ella.
-Si te sirve podrías ocupar un amuleto, para evitar embarazos, no creo nada en ellos, pero si te deja más tranquilo.
-¿Amuleto? - Pregunté confundido.
-Si en el libro la Trotula, dice que si cortas testículos de comadreja y lo envuelves en piel de ganso, crearás un amuleto que evite dejarme en cinta.
-¿Pero qué mierda le sucede a la gente?, no Helen, no creo en los amuletos, si pasa que pase, no pienso contenerme por eso como ya te dije.
-Espero que no sean palabras vacías cariño.
Hel si que sabía cómo ponerme de ánimo.