Estuve pensando demasiado en Hero, desde que sentí su voz dentro de mi. En este punto ya pensaba que se me habia ido la cabeza de sabático, era imposible escucharla en mi mente, pero así fue, por suerte no habia vuelto a suceder.
Helen me obligo a comprarme ropa más acaudalada por mi titulo de Sir, que básicamente me convertía en un noble menor, así que decidí que ella eligiera mi vestimenta lo que fue una buena idea ya que las dos prendas que me compro que costaron un maldito dineral me gustaban bastante, una roja más elegantes para fiestas, y otra verde con toques marrones que combinaban bastante bien con mi abrigo, supongo que de hecho lo escogió porque sabia que por mucho que me lo pidieran seguiría ocupándolo sobre cualquier vestimenta... alguien me nombraba, pero estaba demasiado perdido en mis pensamientos como para tomar atención.
-¡Sir Gran!
Me gritaba cuando volví en mi recordé que me encontraba en el salón del trono que habia en Dublin, estaba esperando a que llegara el Rey Eduardo, en eso me perdí en mis pensamientos, y no me di cuenta en que momento habia entrado, ahora el se encontraba frente a mi sentado en el trono, junto a él, estaban el hombre de pelo negro tan oscuro como la noche vestido formalmente con un traje del mismo color que su cabello y sus ojos, se que era un Lancaster, por el símbolo de la rosa que portaba en el pecho derecho, aun así no conocía su nombre, al lado en un asiento más pequeño se encontraba lo que suponía su esposa, la misma mujer que me resultaba familiar, cuando mis ojos se toparon con los de ella, ella evito el encuentro y se tapo el rostro con su mano lo que me causo extrañeza.
Me arrodille en acto.
-Lo lamento su gracia, me perdí en los laureles, disculpe no volverá a suceder.
-Eso espero Sir Gran. - Dijo el rey molesto.
En la otra silla a su derecha estaba sentado Lord Irish que se encontraba muy calmado para mi gusto.
Yo venia acompañado de toda la familia de Poart que estaban atrás mío, incluida a Mirian, para demostrar que ahora también era protegida mía.
-Hagamos esto rápido, Gran te asignare 500 acres del norte de Carlow, dentro de tu propiedad se encuentra pradera, rio, bosque, y una antigua mansión que necesitara algo de reparaciones, te asignare dinero extra para ello, deberás trabajar las tierras, obviamente pagaras impuestos como todos, tendrás un pago mensual por tus servicios, recuerda que ahora sirves a la corona de Inglaterra.
-Agradezco su generosidad su Gracia.
-Un momento Rey Eduardo, las tierras al norte de Carlow son parte de las que me pertenecen, están en nuestro acuerdo, son mías, no puedes regalarlas. - Se levanto Lancaster furioso de su asiento.
Varios guardias sacaron sus armas, lo que yo también me vi obligado hacer, pese que solo traía mi daga y mi espada, sin la armadura.
Por lo visto al Rey Eduardo le agrado que actuara en su defensa, aunque simplemente lo hacia para la pantomima, honestamente me gustaria atacarlo, pero Willfest se merecía ese honor, no yo.
-Te recomiendo que te calmes Jhonsy, y si eran tus tierras, ahora no me hagas recordarte porque te las expropio maldito idiota incompetente, esto es el pago por tu error.
La esposa o mujer de Jhonsy Lancaster soltó una pequeña risa, lo que no le gusto a su pareja, el se acerco a ella y la abofeteo fuertemente cosa que me desagrado por completo, la tiro de la silla con un solo golpe.
-De que te ríes Anamaria.
Anamaria... debe ser Anamaria de Wishes si el es Jhonsy... pobre de ella este desgraciado fue conocido como un estratega nado y un excelente espadachín, pero un maltratador de mujeres, no eso seria quedarse corto.
-Señor Lancaster le recomiendo que se mesure, y no es algo muy noble golpear a una mujer.
-Disculpa, Sir de mierda, acaso no sabes quien soy, dime quien carajo te crees ahora por un par de tierras.
Jhonsy se acerco a mi altaneramente. El rey Eduardo iba a interrumpir, pero hable antes que lo hiciera.
-Alguien que esta siendo hostil con su rey y en su presencia, lo que me obliga a actuar contra usted, pese a que sea una de las familias más poderosas del reino.
-Ya deja de ser el ridículo Jhony, vuelve a tu asiento, en silencio... ¿Anamaría, te encuentras bien? - pregunto el Rey.
-Si su Gracia, gracias por su preocupación, no la merezco.
La voz de Anamaria también me era muy familiar, ella seguía tapando su rostro.
-Su gracia es muy generoso por las tierras que me entrega, las trabajare de la mejor manera posible, espero no defraudarlo.
-Lo mismo espero Venture, se les solicitara que partas en seis días junto a mis hombres para los dominios del Barón de Mons, partirán al Alba.
-Como desee su Gracia.
-Pueden retirarse... anuncia al siguiente.
-Un momento Rey Eduardo, tengo en mi poder la solicitud oficial de Lay como escudera, me gustaria saber a quien debo entregársela.
El rey le hizo un ademan brusco a un tipo que parecía que era el anunciante oficial.
-Entrégaselo a él, veré que lo reciban. - Dijo molesto el rey.
Le entregue el documento enrollado, con el sello que correspondía, ese documento lo habia hecho Willfest por mi, pero me estuvo enseñando como hacerlo para cuando tuviera que hacerlo nuevamente.
-Gran, toma el anillo en esa mesa, y los papeles que te adjudican como los dueños de los terrenos y la mansión, el dinero se te hará llegar dos días antes de tu partida, recomiendo que te apures en visitar tus terrenos, el viaje de aqui demora dos días.
Tome los papeles, y el anillo, tenia grabado el símbolo de la corana inglesa con una cruz, le entregue los papeles a Lay.
-Si, su Gracia, tengo entendido que desde Carlow, queda a un día de los terrenos de Mons, no habrá problema con eso.
Nos retiramos, me despedí de todos los presentes con una reverencia, cosa que también hicieron los demás que me acompañaban.
-Que entre Sir Arthur Owen.
Al salir me encontré cara a cara con Arthur, el llevaba un parche de color dorado donde habia perdido el ojo.
-Bonita vestimenta, pero siempre desentonando con ese abrigo de mierda Sir Arthur.
-No tenia un color menos llamativo para tu parche en el ojo, Sir tuerto.
Ambos nos reímos sin decir más.
Afuera del salón del trono un hombre vestido elegantemente, pero como mayordomo se acerco a mi.
-Discúlpeme el atrevimiento, Sir Gran, pero tengo una invitación para usted. - Dijo el viejo hombre.
Me sentí algo incomodo por la reverencia que me hizo, algo que me dejo mudo, sin saber que decir, pero Willfest vino a mi rescate.
-El hombre es el sirviente de los Lancaster, Gran, si no mal recuerdo tu nombre es Igan White, ¿o no?
-Señor Willfest, es honor que conozca mi nombre, en efecto lo es.
El mayordomo le hizo una reverencia a Will, cosa que me dio a entender que aun quedaba gente que lo respetaba.
-Soy el sirviente personal de la señorita Vanessa Lancaster, ella desea invitarla mañana al medio día en la finca que se le fue prestada a la familia, mientras se quedan en Dublín.
El mayordomo me entrego una carta con el sello de una rosa. Abrí el sello, me puse a leer la carta ahí mismo, en concreto quería agradecerme por las dos acciones en que la ayude, cundo evite que le robaran y cuando la ayude a encontrar la casa de su amiga. Mi unico problema para aceptar era mi reciente discusión con Jhonsy Lancaster.
-Dígale que asistiré encantado señor Igan, hay problema que vaya acompañado de mi escudero.
-Me temo que la invitación es exclusiva para usted, pero si desea ella podría venir y quedarse en la cocina, le aseguro, que personalmente la trataremos como una invitada, pero no puede salir de ahí.
Mire a Lay, ella esperaba que simplemente diera la orden de acompañarme o no.
-No será necesario, iré solo, como dije dígale que asistiere gustosamente señor Igan.
-Señor, me agrada su forma respeto de hablar con un mero sirviente, Sir Gran, no lo inoportuno más.
Al fin pudimos marcharnos del castillo del Justicar.
-¿Algunos de ustedes sabe de quien era esa vieja mansión?
-Ni idea, Gran. - Dijo Lay.
-Tampoco me mires a mi, no tengo ni la menor idea. - menciono Willfest estirándose.
Al menos Will se veía más relajado, se agacho y acaricio a su hija, agradeciendo el buen comportamiento mientras visitábamos el Rey, cosa que fue algo tierno.
-Curiosamente yo si se algo Gran.
-Dime Roy te escucho.
Tengo entendido que pertenecía a un viejo mercader ingles que llego a ser Barón hace unos 60 años, murió solo, sin descendencia, uno de mis compañeros en la guardia me dijo que hace 3 años tuvieron que desalojarla porque se habia vuelto un nido de ladrones.
-Que bien, bonita historia.
-Que esperaba que te dieran muchacho, cuando as ido enfrentándote a la corona, agradece que al menos siguieron el protocolo y conservas al cabeza.
-Willfest tu hija Mirian suena igual que tú.
-No me trates como una niña, tonto...
Le acaricie la cabeza acto que pense que reprocharía, pero se dejo.