La Finca estaba cruzando un puente que nunca se me habia permitido pasar, estaba sin duda en el lugar donde probablemente vivían muchos nobles adinerados, al fondo de todo la casa... la mansión de los Lancaster se encontraba.
Tuve que venir a caballo, totalmente solo lo que no me hacia mucha gracias, pero tampoco quería traer a Lay y que la dejaran encerrada en la cocina. Podría suceder cualquier cosa, no podía evitar tener un mal presentimiento con eso.
Llevaba mi daga escondida en la espalda, yo no quería traerla, pero tanto Lay, como Willfest me obligaron hacerlo, ellos me dijeron que me estarían esperando al otro lado del puente que tuve que cruzar hace unas horas... me pregunto si Roy tendrá suerte en encontrar a la niña, le pedí antes de irme si podía encontrarla y si tenia éxito llevarla ante mi, también tengo que pensar que hacer con Roy, estaba muy desanimado últimamente.
Llegue a un portón enorme con el escudo de los Lancaster, dos guardias cubrían la entrada, cuando me acerque, uno no dudo en apuntarme con su alabarda, su compañero se me acerco, antes de que me digieran algo yo extendí la invitación de Vanessa, el guardia la leyó, le hizo una seña a su compañera para que tomara posición de descanso, me abrieron el portón, y me dieron indicaciones a donde tenia que ir.
Si ir lento ni perezoso, fui por el camino donde me indicaron, ahí me esperaba el sirviente personal de Vanessa como si supiera que iba a llegar a esta hora.
-Igan, disculpe la demora, es primera vez que vengo por esta zona.
-No se disculpe señor Gran, llega justo en el mejor momento, si me hace el favor de dejarle el caballo a Mires, el cuidara de su fina montura.
Me baje del caballo, le entregue las riendas a Mires sin problemas, lo que el las tomo, y se la llevo a un establo cercano.
El jardín era hermoso, pero el olor manchaba el bello paisaje, olía a mierda, en concreto mierda humana, lo que me hacia pensar que tuvieron una fiesta recientemente... porque no pudieron seguir con el maldito invento de los romanos, los acueductos, nos evitaríamos todos estos olores de mierda pensaba para mi mismo.
-Sígame Sir Gran la señorita Vanessa la espera.
Proseguí a caminar junto con Igan, algo que le pareció extraño, yo fui preguntándole cosas, de administración o de ese estilo, ya que como iba a tener una mansión, debía a aprender como administrarla, sin ningun problema Igan me contestaba, respuestas que encontré muy útiles para mi futuro. La casa de los Lancaster era enorme, lo primero que me tope, fue una escalera gigante que tenia una zona de descanso enorme con un cuadro muy grande, de lo que me imaginaba que debia ser el padre de Vanessa y Jhonsy Lancaster, si es que mi teoría de que ambos son hermanos no fallaba, luego desde ahí, la escalera se dividía en dos caminos a la izquierda y la derecha, finalmente Igan me llevo por la izquierda.
Me llevaron a un especie de estudio donde Vanessa se encontraba leyendo un libro.
-Ama Vanessa el joven Sir Gran a llegado. - me presento formalmente Igan.
Muy alegremente interrumpió su lectura, corrio hacia mi, y me tomo las manos, algo que me llamo la atencion.
-Gran gusto en verte, ven sentémonos aqui.
Ella tiro de mi.
-Si también es un gusto Vanessa.
Me senté alrededor de una pequeña mesita muy fina con con borde de plata suponia.
-¿Igan podrías traer algunos dulces, pero que el idiota de mi primo no se entere? - Dijo Vanessa inflando un cachete, cosa que hizo que se viera algo tierna.
-Como desee mi joven ama.
Igan se retiro para ir a buscar los dulces, camino hacia la puerta sin darnos la espalda, lo que me pareció curioso.
-Disculpa si no actuó como corresponde, pero la etiqueta no se me da muy bien. - dije.
-Entonces nos llevaremos muy bien... Una pregunta Gran, de esas casualidades, estas comprometido o tienes novia.
Me pillo desprevenido, apenas llego y me preguntaba sobre ese tema.
-Si, tengo novia, su nombre es Helen Fress.
Vanessa ladeo su cabeza a un lado.
-Ya veo, es una lastima en verdad.
Como que una lastima.
-Vanessa, no me digas que te gusto.
Ella se sonrojo en el acto, parecía una de esas típicas chicas tiernas de los animes que tanto le gustaba ver a Hero.
-No, es eso... ósea pensaba en hacerte una propuesta de matrimonio...
Nunca pense que vería a una persona poniéndose más rojo de lo que ya estaba.
-No porque me gustas, por conveniencia, así me dejarían de molestar para que me case, y tu podrías tener todos los beneficios de mi apellido, pero olvida todo esto, solo era una idea... Dios me muero de la vergüenza... no te traje para esto tampoco créeme, solo fue una idea que se me ocurrió.
Ella movía con desesperación sus manos, negando lo que decía.
-Tranquila fue raro, pero no me siento incomodo, aun así debo rechazar formalmente la propuesta, tengo a mi Helen.
-Que dulce fue eso... Helen, he oído ese nombre antes, no es la prostituta que trabaja en ese local, el de los placeres o algo por el estilo.
Ahora si me sentía incomodo, me molesto un poquito que llamaran a Hel prostituta, pero se notaba que no lo hacia con intención.
-No Hel si trabaja para ese local, pero no es prostituta, es la curandera, se dedica a atender a las chicas del local y a los clientes.
-Ya veo, es interesante, Gran podrías hacerme el favor de olvidar todo lo que dije.
La observe unos segundos extrañada.
-¿De que hablas Vanessa? si acabo de entrar.
Le guiñe un ojo, mientras le dedique una sonrisa, lo que ella se alegro bastante.
-Comenzare agradeciéndote por la ayuda que me as brindado, sobre todo sin conocerme.
-Descuida hacia mi trabajo Vanessa
Igan el sirviente personal de Vanessa, entro con una bandeja que la dejo en medio de la mesa, estaba llenos de disantos dulces, pedazos de queque, algo parecido a una trufa, pero no sabia que era, varias cosas, pero el que me llamo la atencion fueron los dátiles, realmente pese a mis estudios desconocía si fuera posible que estén frente a mi durante este año, pero si reconocía que debería ser muy costoso traerlo a Irlanda.
-Los dulces que pidió, joven ama.
-Muchas gracias Igan, puedes retirarte a descansar.
-Muy agradecido, que disfruten... desean algo más antes de retirarme, joven ama, o Sir Gran.
-Yo no, gracias.
-No Igan, ya hiciste demasiado por mi.
-Siempre es un placer servirla ama, con su permiso.
-No importa cuanto lo intente, aunque le digo a Igan que me llame por mi nombre y sea un poco más familiar siempre actúa así, me gustaria que las personas me trataran más como lo haces tú Gran, todo seria más fácil, a veces llego odiar este tonto apellido que tengo, todos te miran queriendo algo de ti, o te ven con miedo.
Vanessa se undio en su silla dejándose llevar por su frustración, creo que estaba comprendiendo de apoco que era lo que sentía Vanessa, algo que llegue a sentir un par de veces, soledad.
-Siendo franco portas uno de los apellidos más importantes del mundo, supongo que la gente siempre te mirara al menos con respeto por eso, pero debe ser toda una molestia, querer ser parte de algo, o al menos tener amigos, a un simple romance, supongo que te negaron esas cosas.
La sonrisa de Vanessa se ampliaba cada vez que seguía hablando.
-Sabia que me entenderías, recibo montones de ofertas para comprometerme con algún Lord importante de algún país extranjero, incluso me ofrecieron a Irish que para mi suerte me rechazo, puedes creerlo con ese árabe.
Agarre un pequeño pastelito que tenia unos dátiles encima. Estaba bastante delicioso, casi me hizo acordar a los dulces que podía encontrar en mi tiempo.
-Esto esta delicioso... disculpa, es que enserio esto... disculpa, si creo que puedo llegar a entender lo que dices Vanessa, tal vez, diga una tontería, pero no puedes intentar buscar a alguien que te agrade como pareja.
-Lo intente, pero ni mi primo, ni padre, no, nadie de mi familia me dejaría casarme con alguien que yo no conozca si es que creen que no es apropiado.
Seguí comiendo, estaba encantado con esos malditos dulces.
-Se que dijimos que olvidaríamos nuestra conversación inicial, pero ¿por que pensaste que me dejarían comprometerme contigo?
-Eso es fácil, primero no tienes miedo de desafiar incluso a un Rey, a mi familia le gusta eso, segundo tu apellido Venture, el ultimo de una casa que se creía extinta, un apellido antiguo perteneciente a la nobleza inglesa, cumplías los requisitos de mi familia, aunque, también tendrías que seguir teniendo logros, pero eso y sumado a que contigo tendría mi libertad, tendría que tener un hijo tuyo, o un par, pero estoy dispuesta a eso si pudiera hacer lo quiera.
Esta tipa esta medio loca o muy desespererda.
-Creo que entiendo.
Anamaria de Wishes llego y entro por la puerta con un fino vestido puesto.
-Vanessa crees que pueda prestarme algo de maquillaje, el idiota de tu primo...
Al fin habia caído en cuenta porque se me hacia tan conocida la prometida de Jhonsy Lancaster, sin duda misma voz, rostro igual, mismo color de cabello y ojos, incluso hasta los mismos lunares.
Anamaria se quedo helada viéndome, yo me levante del asiento en el acto.
-Por un carajo... ¡Iris!